En el fútbol, como en la vida, la ironía está presente. Y bien lo sabe Jorginho, el jugador brasileño nacionalizado italiano que cuando tenía apenas 12 años tuvo que experimentar un trago amargo cuando en el Palmeiras le cerraron las puertas.

Cuando era adolescente, Jorginho (lejos de ser la figura admirada de estos tiempos) se fue a probar al Verdao con la ilusión de quedar, de que supieran ver su talento. Sin embargo, se encontró con un rotundo no.

Ahora, las vueltas del destino lo sitúan del otro lado de la trinchera palmeirense. 

Jorginho, después de una búsqueda ininterrumpida por alcanzar su sueño, es parte del Chelsea, equipo inglés que se enfrenta al Palmeiras, por la gran final del Mundial de Clubes.

"Cómo es el fútbol, ¿verdad? Hoy estamos aquí, jugando una final del Mundial. Es irónico, y el fútbol es hermoso por eso. Todo pasa por algo y eso era lo mejor. Siempre estoy buscando algo que me dé motivación y energía para luchar, y esa es una razón más", dijo el jugador.

A las 12:30 (hora boliviana) comenzó el combate final entre ambos conjuntos. Y Jorginho tiene fe en sus compañeros.Se trata de Jorginho, el jugador brasileño que asume su anécdota como parte de la vida. "Es irónico, y el fútbol es hermoso por eso. Todo pasa por algo y eso era lo mejor", entiende.