Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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El Pajarito planea abrir su caseta en La Cancha y anhela retomar con fuerza en Pío Rico

Freddy Gonzáles, ganador del bronce en los Suramericanos de 2018, le da reposo a su rodilla, que suele causarle molestia cuando la exigencia es alta. Antes de la cuarentena, el ciclista tenía todo listo para emprender con la venta de repuestos de bicicletas. Continuará con dicho proyecto con ganas.
Freddy Gonzáles (i), comercializando bicicletas cuando era empleado. Gentileza Freddy Gonzáles.
Freddy Gonzáles (i), comercializando bicicletas cuando era empleado. Gentileza Freddy Gonzáles.
El Pajarito planea abrir su caseta en La Cancha y anhela retomar con fuerza en Pío Rico

Freddy Gonzáles, el ciclista anzaldeño que emocionó a todos y honró su tierra con la medalla de bronce en los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, aprovecha la pausa obligada en las competiciones para darle respiro a su rodilla, que cada tanto le “avisa” que está condicionada mediante molestias cuando las cargas físicas son extremas. Así, el Pajarito considera que el confinamiento lo favoreció, de cierto modo, aunque ello no significa que esté conforme con la situación, pues tenía planificado correr en el Panamericano de San Juan, que se iba a concretar este mes en la provincia argentina.

“Me pasa cuando hago mucho esfuerzo. El año pasado, por los bloqueos, el calendario se alargó y solo descansamos 145 días. Fuimos a la Vuelta a Mendoza y estaba con dolor de rodillas. Tengo un ligamento roto que me afecta siempre. Ya van como cinco años de esa lesión”, cuenta Gonzáles, de 25 años.

Poco antes de que fuera decretada la cuarentena por la pandemia, el Pajarito ya tenía prácticamente todo listo para emprender con su propio negocio de repuestos de bicicletas. Sin embargo, la emergencia pausó sus planes y el pedalista deberá esperar para reactivar el proyecto, que debía materializar en una caseta de La Cancha. “Ahora hago entregas por contacto a los que me hablan. La página es Tienda online los pájaros, en el Facebook. Los puedo asesorar. Ya uno piensa en su futuro. En Bolivia no se puede vivir del ciclismo. Toca pensar en trabajar. Ya me quería retirar, de hecho, pero el ciclismo es una adicción. Tuve muchas caídas, estaba un poco mal de salud. En la Vuelta al Perú me luxé la clavícula, pero no se puede dejar”, detalla el ciclista, que hasta hace unos meses era empleado de una empresa que también comercializa bicicletas.

Pasa la cuarentena en Anzaldo, junto a su mamá. Allí aprovecha para “rodar” y mantener el estado físico. La idea es no forzar el cuerpo ni las piernas, pero las montañas no ofrecen mucha ayuda. 

Se cuida mucho del virus. “Tenemos tendencia a las defensas bajas por el esfuerzo que hacemos. El cuerpo está más cansado y cualquier enfermedad se viene más rápido”.

Fichado en Pío Rico, su intención es retomar con mucha voluntad las competencias una vez que la Federación Boliviana de Ciclismo dé el visto bueno. La indicación del team es que continúen entrenando e intenten mantener el estado físico.