Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 00:15

Mica Espinoza: el mal momento en Lima, su gusto por la gastronomía y su voluntad de sonreír siempre

La experta en tiro con arco no la pasó bien en los Panamericanos por factores externos que condicionaron su desempeño y la hicieron sentir frustrada y tensa. Confiesa que le fascina cocinar y la cuarentena puso en pausa su tesis. Se repone de una lesión que contrajo en el último torneo Interclubes.

 

Mica Espinoza: el mal momento en Lima, su gusto por la gastronomía y su voluntad de sonreír siempre

Nueve meses después de haber competido en Lima 2019, en Perú, y pararse sola frente a una multitud que observó cada uno de sus movimientos con fijeza, la cochabambina Micaela Espinoza, experta en tiro con arco y formada en el club Azores, confiesa que, lejos de conservar un buen recuerdo de su experiencia en el evento internacional para el cual se preparó con mucha dedicación, aquello no le dejó las mejores sensaciones.

Una serie de sucesos ajenos a la competencia la condicionó. Mica, de 24 años, relata que la frustración y la depresión fueron grandes, al punto de que todo ello terminó incidiendo en su presentación. “Me desconcentré. Como no teníamos psicólogo deportivo, no sabía qué hacer. Me desconfiguré. Hay que contemplar todos los detalles para el éxito. Ahora cuento esto y mis pies comenzaron a temblar. Uno diría que Lima 2019 fue lindo, pero no. Fue frustrante, deprimente. Por otro lado, me gustó la organización. Me encontré con compañeros que había visto anteriormente. Otros me recordaron, ja ja”, rememora la arquera, que en dicha contienda hizo equipo con Dahara Claros y Hebe Fernández.

Según cuenta Micaela, la tensión comenzó los meses previos al campeonato, el segundo más importante en el orden competitivo, luego de los Olímpicos. Uno de los factores que incidió en su desánimo fue que no convocaran a la también cochabambina Melina Zurita Santillán, quien venía hilando méritos deportivos.

Y una vez que el trío estuvo en suelo incaico, los comentarios, discusiones internas y el bajón consecuente se juntaron. “Esperaba muchísimo más. Me tracé metas y no pude cumplir ni la mitad. Tuve varios problemas emocionales, hubo discusiones y malos entendidos. Venían y te decían: ‘estás en el equipo nacional, no vas a fallar’. Sin embargo, otra cosa es cuando un deportista pasa el campo. Es como si se cerrara la cancha. Cuando te equivocas no sabes qué hacer. Venían personas que comentaban que solo era estirar la cuerda y ya. Tirarle a 70 metros es distinto. En todos los deportes hay críticas de gente que no sabe qué hay detrás de cada éxito y rutina”.
La aparente falta de comunicación en el equipo terminó repercutiendo en una suerte de intranquilidad precompetitiva -de acuerdo con Micaela- que  la hace concluir que ese torneo no le hizo justicia a sus expectativas. “Nos estresamos más para Lima”.

Hubo un suceso, en particular, que la descolocó cuando le tocaba entrar en acción. Un gesto la quitó de su eje de concentración. Quizás fue por la tensión natural de saberse en un momento tan exigente. Lo cierto es que las cosas no le salieron bien. Y a ello es necesario sumar que el equipo no contó con la asistencia de un psicólogo deportivo que pudiera encauzar la situación ante momentos que demandan ayuda. 

En ese entonces, el entrenador del trío era Mario Claros, padre de Dahara. Ahora, Micaela cuenta con la dirección técnica de Luis Bedoya, con quien se siente muy cómoda. Su instructor es el mismo que fungió como delegado de los deportes ecuestres durante los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018.

La relación es muy buena y la arquera le agradece su tiempo a Bedoya, quien la preparó para el torneo Interclubes que se desarrolló a fines de febrero pasado, evento en el que ella ganó la medalla de plata.

Ahora, confinada en casa junto a su familia, la atleta aprovecha para reponerse por completo de una lesión sufrida en el segundo día de dicho campeonato, cuando sintió que “algo se había roto”. “Hice un esfuerzo con la espalda  y el codo. Al disparar sentí algo romperse. No apareció nada en mi mano. Después de semanas cargué algo con los brazos y me salió una bolita en la muñeca. Me asusté. Eso pasó hace un mes y días. Le conté a mi fisioterapeuta y me dijo que tuviera cuidado”. 

La cuarentena, además de poner en pausa su ritmo competitivo, la obligó a posponer la fecha de su tesis, que estaba pactada para el 5 de abril pasado. También planeaba ir a México para ser parte de un evento clasificatorio con miras a los Juegos Olímpicos de Tokio. Tenía todo calculado: rendir la tesis y volcarse de lleno a sus ensayos. Sin embargo, la crisis sanitaria mudó sus proyectos.

Junto a otros arqueros, Micaela interactúa mediante la plataforma virtual Zoom. Como escape de la rutina, todos comparten videos y elementos interactivos que los ayudan a seguir motivados para regresar con fuerza.

Su otra pasión, además del marketing digital (descubrió que le fascina), es el arte culinario. De hecho, quiere ser chef. “Amo cocinar. Recuerdo que cuando estábamos concentradas nos encontrábamos en el segundo piso. Olí, a distancia, que cocinaban sillpacho, ja ja”, bromea la arquera, que mantiene siempre la sonrisa y el sentido del humor, incluso ante la adversidad.