En enero pasado, el mundo del deporte nacional se conmovía con el suceso lamentable que tenía al fondista orureño Daniel Toroya como protagonista. Una jauría de perros lo atacaba mientras corría y cumplía con su plan, con la mira puesta en eventos internacionales y el sueño de clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio mediante la ansiada y necesaria marca.
A casi cinco meses de la mala experiencia, el atleta decidió volver a los entrenamientos de forma paulatina, en un proceso que comenzó ayer con trotes leves en las calles. Ese fue el momento que marcó su retorno triunfal. Daniel prevé recobrar el grado de resistencia que tenía antes del infortunio en cuatro meses.
"Sentí alegría e ilusión de volver a correr. Me va a tomar tiempo recuperar mi nivel. Calculo que en unos tres o cuatro meses voy a estar otra vez en forma, pero será un trabajo duro. Tendré que llevar mi cuerpo a ciertos límites para lograrlo. Por el momento estaré con trotes durante dos semanas", relató el especialista en los 5 mil metros que cuenta con la asistencia virtual del entrenador español Juan del Campo.

El hecho de reencontrarse con su pasión no solo le dejó buenas sensaciones, sino también la consecuente macurca. "Me ejercité muy suave, pero sentí la agitación. Me cansé rápido. Esta mañana me levanté con fatiga muscular en las piernas. Esta tarde tengo planificado hacer 45 minutos. Estas dos semanas estaré a puro trote y, de a poco, con las series".

El incidente con los canes que lo atacaron se resume en un mal recuerdo para el fondista de 27 años, que vive a 140 kilómetros de la ciudad. "Eso quedó atrás".
Y lejos de experimentar rechazo hacia los perros, Daniel continúa apostando por la compañía de aquellos animales. En noviembre adoptó un callejero al que los vecinos de la zona le decían Camacho, en referencia al actual candidato presidencial Luis Fernando Camacho, de la alianza Creemos.

"Hace algunos meses me adopté un perrito y salgo a correr con él. Por las problemáticas de las elecciones, la gente le puso Camacho y yo lo nombré Camote. El pueblo lo conoce como Camacho. Lo encontré en Oruro y me lo llevé  a mi campo".