Gilbert Álvarez acostumbró a que, con frecuencia, las cuerdas vocales de su gente aviadora se calentaran con la euforia de sus goles. Y sí, es verdad. Casi siempre cumplió con la misión asignada: marcar. Lo hizo desde que llegó a Wilster, allá, por junio de 2016.

Tan mecanizada se volvió la buena respuesta del delantero, que parece un “mandato” intrínseco, una especie de obligación, el hecho de que rompa el arco. Y cuando los pequeños bajones asoman (como ahora), la condena prematura también lo hace. De ahí que las críticas anticipadas tiendan a multiplicarse.

Y el cruceño, de 27 años, no es una “máquina” de fabricar tantos. De hecho, cabe comenzar por no cosificarlo. Es humano, uno con mucho talento y facilidad para convertir.

No por casualidad, las críticas que recibe suelen retumbar en su cabeza.

Y aunque es protagonista de una lucha casi constante contra aquellas palabras no constructivas que califican su trabajo en la cancha, también es cierto que, a veces, los juicios de valor apresurados le llegan. Y bastante.

En una entrevista con EL LÍDER, Gilbert confesó que siente los colores del Rojo más que nunca, aunque sabe que su rendimiento no es regular: “En todos los partidos trato de hacer lo mejor. Soy consciente de que caí un poco por el tema de la gente (críticas). No me deja llegar al estadio y ya está recriminando cosas. El otro día, apenas salí a calentar cuando jugamos con Guabirá, las personas me gritaban cosas que ni entendía ¡Era solo conmigo! Eso te saca del partido”.

“Uno piensa, a veces, porqué la gente es así. No te critica cuando juegas, sino antes”.

Recalcó que siente los colores del Aviador y que el deseo que comparte con sus compañeros es festejar en diciembre con el título del Clausura, darle ese regalos a los hinchas.

“Quiero a estos colores y deseo seguir haciendo historia”.

Fortalecer el aspecto psicológico es la tarea en ejecución. De hecho, su psicólogo le dejó un claro mensaje para que lo asimile con urgencia: No hacer caso a los calificativos negativos.

Con tono algo gracioso, para amenizar el momento, Gilbert dijo que si tiene que salir al gramado con los oídos tapados, no dudará en llevar a cabo el plan. Todo sea por mantenerse abstraído.

“Mi psicólogo me dijo: ‘si debes jugar con algodones en los oídos, lo harás’.  Y sí. Si tengo que hacerlo, así será”.

Por estas horas, el aviador se encuentra concentrado junto a la Selección Nacional, en Santa Cruz. Esto, de cara al duelo amistoso que el jueves asumirá la Verde ante Venezuela.

El domingo durmió pocas horas. Luego del empate con sabor a victoria frente a Bolívar, en La Paz (1-1), Álvarez viajó en la madrugada hacia el oriente.

Está contento por el liderato del Rojo, aunque sabe que el recorrido aún es largo. “Cuando sumas fuera de casa, te motivas más. Estamos haciendo bien las cosas, pero falta mucho”.