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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Elvis, el campeón de peso pesado, aguarda ser dado de alta de COVID-19, se aferra a Dios y donará plasma cuando esté curado

El cruceño, de 46 años y dueño del cinturón interino de boxeo, continúa su recuperación. Salió de terapia intensiva, valora más la vida y asegura que sus prioridades cambiaron. “Me contó la enfermera que yo peleaba y sacaba manos cuando estaba sedado”, dice el rey del cuadrilátero.

 

Elvis, el campeón de peso pesado, aguarda ser dado de alta de COVID-19, se aferra a Dios y donará plasma cuando esté curado

El campeón está convencido de que el orden de sus prioridades ha cambiado. Es cierto. Las pasiones mandan y casi siempre hacen lo imposible para primar. La de Elvis Verastegui es el ring, aquel espacio acordonado que lo elevó en más de una ocasión, munido de un cinturón que acreditó su talento y potencia con los puños.

Y aunque el boxeo siempre ha sido el mejor aliado del pugilista cruceño, la realidad es que el presente ha sacudido toda su estantería. Ahora, lo más importante es honrar a Dios, disfrutar a sus hijos y esposa; y descubrir el propósito de su vida.

Hace contados días (para ser exactos, seis), dejó terapia intensiva para ser trasladado al piso de aislamiento de la Caja Petrolera, donde se repone y gana fuerzas, esas que se vieron golpeadas cuando comenzaron los estragos con la COVID-19 en su cuerpo.

foto 4 el boxeador elvis en el ring

El campeón boliviano (i), altivo y medallista de plata en los Bolivarianos de 1993. Crédito: Gentileza Elvis Verastegui

El primero y segundo round fueron ganados. Ahora, el peleador de peso pesado, de 46 años y dueño del título actual interino, se enfoca en ganar el tercero, ese con el que podrá decir nocaut.

Sus niveles de oxigenación se encuentran estables, celebra. Y cuando la pesadilla sea solo un mal recuerdo, Elvis, quien ganó la medalla de plata en los Juegos Bolivarianos de 1993, podrá superar las pruebas con deseados “negativos”. Entonces, al fin estará apto para donar sangre hiperinmune. Lo hará. Cumplirá la promesa que le hizo al doctor que lo asistió.

Sabe que todo lo acontecido merece una enseñanza, aquello que le dé aun más sentido a la vida. Y el experimentado pugilista irá en busca de descubrir el propósito que le encomendó Dios. Hacia allá irá.

P: Pasó ya peor. Ahora sigue el proceso de recuperación…

R: Después de que salí de terapia me sentí con mejor ánimo. La atención de las enfermeras y doctores ha sido muy buena. Trato de buscar noticias buenas porque ahora todas son informaciones tristes. Decidimos cambiar un poquito la rutina y ver cosas positivas. Los ánimos van subiendo. El estado físico, también. Cada día es ganancia. No estoy dado de alta, todavía. Sigo en observación.

P: ¿Qué dijeron los médicos? 

R: Ellos me van a avisar cuándo me harán la prueba, pero el doctor dice que nuestra evolución, la mía y la de mi compañero, está muy buena. Si la saturación del oxígeno baja de 90 hay que observar. Yo mantengo un 93, más o menos.

P: Estuvo en coma inducido…

R: Sí. No recuerdo nada de eso. El doctor habló conmigo, me comentó que tenían que intubar, que era necesario. Entonces le dije que viera. Luego pensé que al día siguiente había despertado, pero creo que fueron nueve días más tres en cama. Estuve sedado, me pusieron de barriga como 24 horas. Como soy de peso pesado, les costaba moverme. Me contó la enfermera que yo peleaba, sacaba manos. 

P: Quizás soñaba que estaba en combate…

R: Sí. Digo, pues, que luchaba por mi vida. Ahí le expliqué: “enfermera, soy entrenador de boxeo y también peleo”. No había mucha confianza de que yo fuera a vivir. Al principio los vi (a los médicos) un poco cautos. Después fueron cambiando, se mostraron más positivos. Vino un doctor y se sacó una foto conmigo. Eso levanta el ánimo. Y yo le rezaba a Dios, le pedía que cuidara a mi familia, le decía que yo quería quedarme a vivir. Dios me dejó con vida porque tiene un propósito conmigo y debo buscarlo. Ahora estoy más apegado a Él y a la familia.

P: Cuando sucedes cosas así, ¿uno se conmueve más y se vuelve más creyente?

R: Siempre he estado con Dios. No asisto mucho a la iglesia. Voy, pero no frecuentemente. Trato de no hacer mal. Siempre colaboré y estuve ahí. Tengo que buscar qué quiere Dios conmigo. Voy a descubrirlo. Lo primero que haré, una vez sano y cuando pase la pandemia, será dirigirme a la iglesia y conversar con un  cura. Él me va a alumbrar. Continuaremos con el boxeo, pero pondré el 50% de mi tiempo, porque debo dividirlo entre mi familia y el deporte que me apasiona. Dios, primero, la familia, luego, y después el deporte. Seguiré haciendo lo que me gusta, colaborando con las personas. Siempre lo hice. Quedo muy agradecido con todos. Mi familia se juntó de nuevo. Estuve en cama y se unió en oración. Algo fructífero salió de esta pena. 

P: Cambió el orden de prioridades, ¿no?

R: Exacto. Ahora ya no es la plata, sino Dios y la familia. Hacía falta esto, pero no tan duro, ¿no? Todos se encuentran encerrados, pero en familia. Hace falta compartir con los hijos y la esposa.

P: El mundo del box se solidarizó con usted…

R: Gracias a Dios he tenido mensajes de Colombia, Argentina, Venezuela y México, de amigos que uno hace. Los entrenadores de La Paz, Cochabamba y Potosí se manifestaron. Ya yo me desconecté del mundo, del teléfono. También había que conseguir plasma. Nos colaboraron en eso y se facilitó la obtención del primero.

P: Elvis, cuando ya esté recuperado al 100%, ¿pretende ser donante?

R: Pretendo ser donante. Miré un poco las redes sociales y mucha gente está buscando plasma. Estoy esperando que me hagan la primera prueba. Los médicos dirán cuándo. Entonces, hacen la prueba, nos dan de alta, esperamos en casa 14 días y ahí ya somos donantes. Aquí también me comprometí con el doctor que me atendió para donar sangre.

P: ¿Cómo se encuentra su familia?

R: Mi hijita se encuentra aislada, donde mi suegro. Cuando vimos que estaban dándose los síntomas, mi esposa la llevó. Gracias a Dios no se contagió ella. Solamente (nos infectamos) mi hijo y mi esposa. Ellos ya hicieron la primera prueba y esperan el resultado. 

P: ¿Va a continuar con el boxeo?

R: Es mi pasión, solamente que ahora nos vamos a adecuar a los horarios. Antes daba (clases) al 100% en dos gimnasios. En Premier y uno pequeño, que es mío, solo de boxeo. 

P: A continuar tomando fuerzas, porque de pronto perdió kilos…

R: Siempre pesé por los 110 kilos, pero esta vez estaba con 120. Debo estar con 110. No pensaba adelgazar tan rápido, ja ja. Está en veremos lo de volver al ring porque me encuentro un poquito afectado del pulmón. Me dijeron que, con los meses, puede que me recupere totalmente. Estoy haciendo ejercicios con globos para eliminar las partículas que quedan del virus.