La fortuna metió a Croacia en el Mundial de Catar. Un gol en propia puerta le sirvió para derrotar a una ultradefensiva Rusia (1-0) a falta de diez minutos para el final. La racanería del equipo de Valeri Karpin le condenó a la temida repesca.

La intensa lluvia que cayó durante todo el partido sobre el estadio Split y fue casi imposible la tarea del finalista del pasado Mundial, que necesitaba imperiosamente la victoria para encabezar el grupo H de las clasificatorias.

Croacia, bajo la batuta del jugador del Real Madrid Luka Modric, los balcánicos aún dispusieron de varias ocasiones de gol, pero en la segunda apenas inquietaron la portería rival. A los rusos les dio buen resultado defender ordenadamente. El resto corrió a cargo de su portero, Safónov, que tuvo una excelente actuación.

Los rusos, bajo la dirección técnica de Karpin no conocían la derrota (cinco victorias, un empate y un solo gol en contra), eran los favoritos para conseguir el boleto a Catar, pero perdieron ese propósito con el autogol del defensa Fiódor Kudriashov, a los 81 minutos.

No obstante, Croacia demostró que sigue dependiendo demasiado de la “vieja guardia”. Modric y Iván Perisic estuvieron bien en la primera parte, pero apenas aparecieron en los segundos 45 minutos. El cambio generacional tendrá que esperar.

Croatas y rusos, que se enfrentaron en los cuartos de final del Mundial 2018 con victoria para los balcánicos en los penales, llegaban al partido tras golear a Malta (1-7) y a Chipre (6-0), respectivamente.

El técnico de los locales, Zladko Dalic, apostó por un equipo muy ofensivo con Modric, Perisic y Nikola Vlasic como principales responsables de romper la muralla rusa, aunque Andrej Kramaric era el jugador más adelantado.

El entrenador Karpin optó por un equipo más defensivo de lo habitual con dos medios centros (Fomin y Barinov) y tres centrales. Le sirvió solo durante 80 minutos, para lograr el boleto al Mundial.

Croacia se une a los ya clasificados Alemania, Dinamarca, Brasil, Bélgica, Francia y el anfitrión Catar.