Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 10:22

Presentación

Presentación
a premisa conocida por todos es que la democracia es una forma de gobierno, pero el complemento y su relación recíproca  está en que también es una forma de vida. El sistema de gobierno permite la elección de gobernantes y la aplicación de principios democráticos cuando la forma de gobierno se institucionaliza, expresa la tolerancia, el respeto a los derechos humanos y a la libertad,

Todo lo contrario quiere decir, opresión, dictadura y conculcación de los derechos humanos y libertades ciudadanas. Hoy, y desde hace tres décadas,  transitamos por la democracia, lo hacemos gracias a la lucha del pueblo boliviano y del sufrimiento de miles de hombres, mujeres y niños, de familias asesinadas, perseguidas, torturadas y apresadas por las dictaduras militares.

La gente joven y las nuevas generaciones deben darse cuenta del significado real de vivir en democracia, de lo que ha representado esta conquista en la vida de los bolivianos y de lo que representa en oportunidades de lograr un sistema más justo de organización política y social. Pero, al mismo tiempo, es necesario tener conciencia de que la democracia tiene deudas enormes con el pueblo boliviano y principalmente con los sectores más empobrecidos.

Del mismo modo, tenemos que estar conscientes de la fragilidad de la democracia. Algunos partidos políticos en un pasado reciente olvidaron su compromiso con la democracia, ideología y principios  y se convirtieron en entidades empresariales, en corporaciones para expoliar las arcas nacionales.

Sin embargo, pese a estas grandes imperfecciones, la democracia  ha permitido, mediante las luchas populares,  la participación de grandes conglomerados humanos históricamente excluidos del poder político y social. Se trata de un avance importante de la democracia boliviana, que en todo caso, no puede retroceder y por el contrario debe avanzar en  articular la democracia representativa con la democracia directa, con la alternancia en el poder y con la presencia de la oposición y la tolerancia respecto a las críticas.

Un recuento de la democracia de estos 30 años puede conducirnos al convencimiento de que es mejor vivir  en democracia, como una forma de gobierno y  un modo de vida.

Federico Sabat Lara

Director de Opinión