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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Dos tomos reúnen el legado del periodista cultural Rubén Vargas

Una contundente pero dispersa producción literaria de casi 40 años fue recopilada por un equipo impulsado por el hijo del fallecido escritor: mil páginas de historia.
La portada de uno de los tomos de "Geografía inconclusa", El periodista cultural Rubén Vargas Portugal., Todas los títulos literarios que se publicaron en memoria de Rubén Vargas. CORTESÍA
La portada de uno de los tomos de "Geografía inconclusa" (i), el periodista cultural Rubén Vargas Portugal (c), Todas los títulos literarios que se publicaron en memoria de Rubén Vargas (d). CORTESÍA
Dos tomos reúnen el legado del periodista cultural Rubén Vargas

La memoria del periodista cultural Rubén Rodríguez vive. Casi 40 años de producción literaria de su autoría fueron recopilados en dos ediciones.

La anterior semana, en un acto desarrollado en la sede paceña de la Fundación Simón I. Patiño, se presentaron los dos volúmenes de "Geografía inconclusa. Ensayos literarios y periodismo cultural", que reúnen el trabajo del poeta y periodista cultural Rubén Vargas Portugal, a lo largo de 39 años.

Publicado por Editorial Plural, el compendio es la culminación de un anhelo que comenzó materializarse el 2018, aunque sus antecedentes se remontan hasta mucho antes.

Julián Vargas, hijo del autor y principal impulsor de esta iniciativa, ubica su génesis ocho años atrás. “El proyecto empezó como una respuesta de mi madre, y mía, a la muerte de mi padre”, que ocurrió en 2015.

Además de rendir un homenaje, buscaban la forma de preservar su memoria. Sin demasiada claridad, comenzaron a estructurar ideas junto a José Antonio Quiroga y Mauricio Souza, de Plural.

“Esta obra cierra un ciclo para mí (…) También fue una forma de responder al inmenso cariño que he recibido de muchísima gente en todos estos años desde su partida”.

Como relata el ingeniero en sistemas que aprendió de literatura desde el hogar, el primer libro que sacaron fue “Perdido viajero”, el año 2016, que contiene las columnas políticas que Vargas escribió entre 2010 y 2012, transcritas por Julia Peredo. 

Al año siguiente, presentaron “Obra poética”, a partir de los dos libros de poemas que Rubén publicó en vida: “Señal del cuerpo” (1986) y “La torre abolida” (2003).

Y llegó el turno del que sería el trabajo más arduo y complejo de todos. El primero de varios pasos consistía en la identificación de todo el material. “Mi padre, básicamente, dedicó su vida a dos cosas: leer y escribir”, por lo que ambos aspectos pautarían la organización de la nueva obra.

“La parte de las lecturas se dio a través de su biblioteca”, cuyo reservorio fue donado el 2019 al CEDOAL (Centro de Documentación en Arte y Literatura Latinoamericana) del Centro Simón I. Patiño, “un repositorio especializado en poesía, sobre todo, nacional”.

“La poesía boliviana generalmente se publica en tirajes chicos, muchos son libros de autor, financiados por ellos. Y mi padre, a lo largo del tiempo, muy metódicamente, fue comprando esos libros”, recuerda.

También debían tomar en cuenta los artículos de literatura que se difundieron en prensa y revistas desde la década de 1970.

Sopesando la magnitud de las tareas, debían conseguir recursos para encontrar y sistematizar el material. “Muchas personas han contribuido”, resalta, nombrando a Luis “Cachín” Antezana, quien reclutó a Vadik Barrón y Martín Zelaya, cuyo labor hemerográfica resultó fundamental.

El 2020, con una considerable cantidad de textos reunidos, se une al grupo la que se convertiría en la editora de la obra, Kurmi Soto Velasco, asumiendo la revisión y selección de todo lo acopiado, siguiendo criterios de pertinencia y relevancia. Esta fase se extendió hasta el 2022.

“Hablamos de casi cuatro décadas de trabajo como periodista cultural”, resume Soto, sobre este “proyecto de largo aliento”.

Para Julián, el aporte consiste en haber unido toda su dispersa producción, y poder compartirla diciendo “la obra de Rubén Vargas es esta”.

IMPACTO

Rubén Vargas Portugal nació el año 1959 en La Paz y trabajó como periodista cultural durante casi toda su vida profesional. Sus estudios, ensayos y artículos aparecieron en libros, revistas y periódicos de Bolivia, España, Estados Unidos, Francia y México. 

“Era una persona comprometida con lo que hacía; tanto en su biblioteca como en sus escritos, se pueden observar ciertas preocupaciones que vuelven, muchas de ellas están relacionadas con la difusión”, apunta Julián, a tiempo de referirse a una nota de 1998, incluida en el suplemento “Presencia literaria”.

En él, Rubén reflexionaba sobre la importancia de “escribir para un lector, de cómo la cultura boliviana necesita de interlocutores que le permitan llegar a su público”.

“Él reflexiona sobre un oficio que ahora no se ejerce de la misma forma”, lamenta Kurmi, aludiendo a la menguante presencia del periodismo cultural, algo que apasionaba al fallecido escritor, constantemente entregado a  establecer puentes con los creadores.

“Lo interesante del Rubén es que dialoga contigo, conoce tu obra, te interpela, te pregunta”, recuerda Julián que le relataban sobre su padre.

Kurmi concuerda, él se tomaba el oficio en serio. “Fue poeta y gran parte de su vida la dedicó al análisis de lo que estaba aconteciendo en cuanto a cultura boliviana, y específicamente la paceña”

De esta forma, “Geografía inconclusa”, más que una compilación, se constituye en un diario biográfico de un literato comprometido con la difusión cultural, además de ofrecer, como resume Soto, una especie de historia de la escena cultural en nuestro país entre los 70 y parte del nuevo milenio. 

“Es interesante para reconstruir toda una época, que es relativamente reciente, pero ya es histórica también”.