Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 05 de diciembre de 2023
  • Actualizado 17:49

“Revolución puta”: las trabajadoras sexuales hablan desde sus saberes

Lejos del “cine canónico”, la líder del colectivo Mujeres Creando utiliza este lenguaje audiovisual para hablar de este grupo de féminas “desde la dignidad y más allá de la victimización”.

La activista María Galindo, en Cochabamba./ NOÉ PORTUGAL
La activista María Galindo, en Cochabamba./ NOÉ PORTUGAL
“Revolución puta”: las trabajadoras sexuales hablan desde sus saberes

“La doble moral es uno de los códigos más importantes de las sociedades patriarcales”, es la frase inicial de María Galindo para presentar la película “Revolución puta”, filme realizado bajo su dirección y que, esta semana, se proyecta en Cochabamba.

La película habla, principalmente, de los saberes que reúnen las trabajadoras sexuales a raíz de su oficio, desde una posición digna.

La película, que habla de las trabajadoras sexuales bolivianas desde un lenguaje digno que busca destacar y hablar de los saberes que ellas tienen, se proyecta hoy a las 17:00 y a las 19:00 en el auditorio Valbert de la Alianza Francesa de Cochabamba, en la calle La Paz 784 casi Crisóstomo Carrillo (cerca de la zona de El Prado).

P.- ¿Cuáles son los elementos centrales de la película que buscan generar debate?

R.- Las compañeras en la película hablan desde sí mismas para el conjunto de la sociedad, pero no están construyendo ese discurso desde el drama, desde la victimización o el despojo de dignidad, que es lo que todos los días la sociedad hace con ellas. En esta película las compañeras le hablan a la sociedad desde un lugar de dignidad y lo principal es que hablan desde los saberes que ellas tienen.

A las trabajadoras sexuales no se les reconoce ningún saber, pero creo que son unas grandes conocedoras del alma masculina. Me pregunto si no es un saber impresionante, que a un hombre desconocido en 10 minutos puedan estimularlo, que se le erecte y que eyacule, es un conocimiento del cuerpo, del comportamiento masculino muy agudo. Ellas saben muchísimo de lo que las mujeres heterosexuales, monógamas, madres y esposas no deben saber. Entonces, la película parte de lo que las putas saben y tienen para enseñarnos.

P.- ¿Hay un horizonte para estas mujeres, en medio de una “sociedad hipócrita y de doble moral”?

R.- Si, ellas son portadoras de un discurso muy potente. Ellas han acompañado todos los debates, y estamos en una gira que se sostiene varios meses y remueven mucho. Los propios hombres son conmovidos. A ellas se las obliga a tener vergüenza y callar, porque lo que ellas saben es muy revolucionario, puede revolucionar las relaciones hombre-mujer.

P.- Se habla de un trabajo de 20 años con las trabajadoras sexuales. Coméntenos sobre esta labor.

R.- Estoy 20 años con ellas, como amigas, compartiendo comidas y demás, pero también ante las autoridades, policía, gobiernos y salud.

He ido sintiendo que hay cierta repetitividad en sus quejas, a la FELCC, a personal de salud. Yo les pregunté “¿compañeras no se han cansado de repetir y que nada cambie? Con todo lo que sabemos y ya hemos caminado, para que esto no termine de hundirnos como en otros sectores”. Eso produce sensación de estancamiento, dolor y frustración

Por eso pensamos en hacer una película, la cual está movilizando otros debates y está dando mucha alegría porque estamos purgando, sanándonos de esto que no va a ninguna parte. Porque las trabajadoras sexuales no les importan ni a sus familias. Entonces la idea ha sido una respuesta a esta trampa social del “no pasa nada”, ponerle un remedio radical para “que pase algo”.

P.- ¿Cuál es la respuesta del público que asistió a las proyecciones de la película?

R.- La respuesta donde hemos estado ha sido magnífica, y la siguen pidiendo. A Cochabamba, por ejemplo, volveré porque no estoy cubriendo lo que necesita el público.

Busco un público que no es el de las actividades culturales, del círculo, de las élites que se conocen, que van a las exposiciones y estrenos de cine.

Aquí en los circuitos de distribución cultural hay pequeñas élites que se regodean, entonces lo interesante no es sólo el público que voltea taquilla, sino que hay hombres y mujeres, personas muy jóvenes y de todas las edades.

Les estoy dando una lección a los cineastas bolivianos, que producen sus películas para mandar a festivales y que vean sus cuatro amigos. En ese sentido, yo recupero el cine de Beatriz Palacios, del cine de Ukamau, que consideraba que la película no estaba terminada hasta no llegar al público para el que había sido hecha.

P.- ¿Cuál es la respuesta de las mismas trabajadoras sexuales tras ver la película?

R.- Ha sido hermoso, porque lo que estamos haciendo es una cosa interesante. Por ejemplo, una de las protagonistas de la película es una de las más antiguas y respetadas dirigentes; ella ha estado en Santa Cruz, Sucre y Oruro como trabajadora y dirigente.

Llevamos el debate a grupos de trabajadoras sexuales de las ciudades donde vamos. Está revolviendo el debate al interior del sector, está dando muchos ánimos para continuar con la lucha, y al mismo tiempo está dando un giro muy lindo. Y en las protagonistas también porque ellas conocen la película, la filmaron y los contenidos salen de sus vivencias aunque hay un guion que es mío. Verla en la pantalla les produce una conmoción

El respeto que el público les regala a las compañeras, las coloca en un lugar distinto, muy diferente. Noto que están más alegres, como si les hubiera entrado una vena de esperanza.

Luego de haber escrito el guion de “Revolución puta” en un periodo de dos años, Galindo relata un proceso de producción de la película como respetuoso con el trabajo de todos los participantes, ya que una de las principales preocupaciones fue que absolutamente todos tengan la posibilidad de cobrar por su trabajo.

“Después he hecho pedazo por pedazo con los diferentes grupos de trabajadoras sexuales y eso ha sido accidentado. Porque he tenido actitud flexible por cambiar cualquier cosa ante cualquier circunstancia. Entonces ha habido una serie de circunstancias. Por ejemplo, necesitábamos una locación grande donde hay pequeños cuartos de trabajo sexual autogestionario donde cuatro compañeras son propietarias aunque inquilinas de un local de 10 metros cuadrados. Era difícil ponerse de acuerdo ya que ellas debían cuidar su lugar de trabajo y su relación con ese entorno. La cámara genera una gran susceptibilidad en el entorno”, relata.

En otra anécdota, recuerda la negativa de filmar en el mercado Los Pozos, de Santa Cruz, a causa del rumor generado por uno de los dirigentes del mismo; un hecho inesperado que causó conflicto en la producción a solo un día de filmación.

Galindo afirma que solo tres autoridades acudieron a ver el filme, un Director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Embajadora de Francia y Jefe de la Cooperación Española. El resto no respondió a la invitación.

Señala que esta producción es capaz de marcar una línea diferencial en el cine boliviano, ya que “se aleja totalmente de las élites culturales”, en referencia a representantes de la Agencia del Desarrollo del Cine y Audiovisual Bolivianos (Adecine), que tampoco acudieron a ver la película.

“Se ha proyectado en el Festival de Cine de Mujeres de Barcelona, está en concurso en el Festival de Cortometrajes de México, y están en vista otros festivales. La película tiene una larga vida por ahora”, concluye.