Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

Revelan secretos de La Virgen del Cerro, cima del sincretismo

El teólogo y filósofo alemán Dietmar Mubig publica su tesis doctoral en la que estudia la pintura, considerada como la máxima expresión del barroco mestizo. 

Los dos cuadros con motivo de “La Virgen del Cerro”.  El de la izquierda es el de la Casa de la Moneda (Potosí) y el de la derecha del MNA (La Paz).  ARCHIVO
Los dos cuadros con motivo de “La Virgen del Cerro”. El de la izquierda es el de la Casa de la Moneda (Potosí) y el de la derecha del MNA (La Paz). ARCHIVO
Revelan secretos de La Virgen del Cerro, cima del sincretismo

La pintura colonial “La virgen del cerro” es tal vez la obra pictórica más conocida del país y la que más turistas atrae. Llama profundamente la atención de los espectadores por la libre y directa disposición del autor anónimo de combinar elementos de la cultura inca con otros propios del cristianismo español y europeo, impuesto en las épocas de los virreinatos. Historiadores y críticos de arte la consideran como la máxima expresión del barroco mestizo, la cima del sincretismo espiritual y cultural que caracteriza a la identidad boliviana.

El filósofo y teólogo alemán Dietmar Mubig publica su tesis doctoral “La Virgen del Cerro. El cuadro colonial de Potosí como expresión de teología andina” en la que estudia de manera minuciosa los componentes iconográficos y religiosos de la obra, con un minucioso estudio de la sociedad colonial. La publicación es un trabajo conjunto entre Plural y el área de Edición y Escritura del Departamento de la Universidad Católica Boliviana (UCB) de La Paz, y se puede adquirir a un precio de 150 bolivianos. 

“Al inicio de este trabajo, tuve un encuentro en la parroquia de Uyuni, al sur de Bolivia, en 1991. Alguien tocó el timbre en horas de oficina y abrí la puerta. Frente a mí, había una anciana que me estrujó un billete de 10 bolivianos en la mano. ‘Una misa para la Virgen Tierra’, me dijo veloz, pero claramente”, cuenta Mubig en el prólogo del libro. Desde ese entonces el autor ha perseguido la idea de cómo el cristianismo se concibe desde los andes, cómo un cuadro fusiona a la deidad de los pueblos indígenas con la virgen María del occidente y representa de alguna forma la fe popular del boliviano.

“La Virgen del Cerro”, informa el libro, fue creada entre el primer tercio del siglo XVII y principios del XVIII. El cuadro tiene 143 centímetros de altura y 110 de ancho. El autor sostiene hipotéticamente que la imagen devocional fue encomendada por un cacique indígena, una de las autoridades originarias encargadas de reclutar a los mitayos y enlistarlos en el trabajo esclavo que se llevaba para explotar la plata. Los caciques encargaban obras de arte religiosas para donarlas a la iglesia y así asegurar su posición intermediaria en la sociedad colonial. 

“Siempre me impresionó la fuerza con la que sobrevivieron los elementos de las religiones andinas bajo el velo del cristianismo”, escribe Mubig, relacionando este acto de supervivencia y resistencia cultural a “La Virgen del Cerro”, pintado bajo las condiciones del modelo social de la colonia impuesto por España, pero la perspectiva de las víctimas de este sistema de trabajo, hecha con manos indígenas. 

El sincretismo religioso y el barroco mestizo han sido estudiados también a profundidad por Teresa Gisbert, en su libro “Iconografía y mitos indígenas en el arte”, publicado por la Biblioteca del Bicentenario.