Película boliviana “El Gran Movimiento” fue elegida la mejor de 2021 por una revista chilena

El gran movimiento, segundo largometraje del cineasta paceño Kiro Russo, ha sido elegida como la mejor película de 2021 por la prestigiosa revista chilena especializada en cine El Agente, publicado hoy 31 de diciembre, último día del año.
Este es el segundo ranking internacional en el que aparece la cinta boliviana, tras ser considerada entre las diez mejores películas inéditas en España de la revista española El Antepenúltimo Mohicano.
En el ranking de El Agente, El gran movimiento aparece por encima de filmes tan consagrados como la cinta danesa ganadora del Oscar Another round (Thomas Vinterberg), la colombo tailandesa Memoria (Apichatpong Weerasethakul), la neozelandesa El poder del perro (Jane Campion), la francesa Annette (Leos Carax) o la estadounidense First Cow (Kelly Reichardt).
El gran movimiento ha sido una de las películas bolivianas más premiadas internacionalmente del último tiempo. Tras su estreno internacional en el Festival de Cine de Venecia, de donde se llevó el premio del jurado de la sección Horizontes, el segundo largo de Russo (La Paz, 1984), tras el también premiado Viejo Calavera (2016), pasó por festivales de Europa y Latinoamérica, en varios de los cuales cosechó premios. Su estreno comercial en Bolivia está anunciado para el 27 de enero del nuevo año, mientras que aún tiene citas festivales, como la prevista en Rotterdam (Países Bajos).
La sinopsis del filme, consignada en su página de Wikipedia, cuenta que en la Bolivia actual, Elder da un paseo de una semana a La Paz junto a sus jóvenes amigos mineros para exigir la reinstalación de su trabajo. Sin embargo, Elder se enferma repentinamente, lo que le provoca asfixia frecuente y dificultad para respirar después de haber encontrado trabajo en un mercado local. A medida que su condición empeora, solicita la ayuda de la anciana Mamá Pancha, quien lo envía a Max, un brujo, ermitaño y payaso sin hogar, que podría tener la capacidad de devolverle la vida a Elder.
Reseñas
En el texto que reseña El gran movimiento, estrenado en Chile en el Festival de Cine de Valdivia, la crítica de cine de El Agente Marisol Aguila dice: “Si en Viejo calavera la muerte ronda en las profundidades de la mina, en este último largo filmado en 16mm, la figura cadavérica que nombraba a la ópera primera de los realizadores bolivianos sale a la superficie de una ciudad compleja, que no sólo tiene características propias de una agitada urbe que se muestran de forma sinfónica y con un energético sonido: las líneas del teleférico de la ciudad, la maraña de cables, los bocinazos histéricos o las construcciones permanentes. También tiene las particularidades de la ciudad de La Paz, donde la altura hace que falte el aire, lo que genera una segregación urbana (los menos acomodados viven en El Alto, donde el oxígeno es más escaso)”.
Mientras, en el ranking de El Antepenúltimo Mohicano, el crítico Miguel Martín Maestro afirma: “Si en Viejo calavera un baile acreditaba la desconexión del personaje con la realidad en que estaba viviendo, en El gran movimiento son otros dos los que representan esa misma situación: el del protagonista y sus amigos que vienen a reproducir el mismo modelo vital pese al cambio de escenario, refugiándose en la borrachera como válvula de escape ante la pobreza y la exclusión; y el de los trabajadores del mercado, de carácter más festivo y ligado a una resignación ante una situación que, dentro de la adversidad, permite mantener un salario y anima a la danza; aspiración a la que quisiera llegar Elder pero de la que se ve excluido por la enfermedad y la precariedad de su situación. El cambio, el éxodo del campo a la ciudad, ni ha mejorado su vida ni ha eliminado el frío que cala sus huesos; si acaso ha potenciado sus alucinaciones, sus viajes astrales que van convergiendo hasta conectar con el chamán que intermediará con el mundo de los espíritus. Si en Viejo calavera la luz prácticamente no hacía acto de presencia, tratándose de una película nocturna y de interiores opacos, la gran ciudad de El gran movimiento no permite asumir una misma concepción formal de la iluminación de los planos porque la noche urbana es menos oscura que la rural, y porque la ciudad ofrece una actividad diurna donde la oscuridad de los personajes no puede ocultar la realidad del exterior”.
“Pese a ello, el cine de Russo se crea desde las sombras, externas e internas, de los personajes, para demostrar que los peores trabajos se mantienen en el ámbito del indígena, cuya conexión con la tradición espiritual procedente del pasado se mantiene aún pura y vigente y se transmite entre generaciones. No hay edulcoración posible en el cine de Russo porque la no ficción de sus invenciones cinematográficas se encuentra presente en la puesta en escena urbana e, incluso, en los interiores de casas que apenas merecen el nombre de tales. El alcohol puro emana de los poros de la piel sudorosos de Elder cuya enfermedad no es detectada por ningún reconocimiento médico, como si existiera una amplia capa de la sociedad latinoamericana cuyos males no dependieran de lo físico, sino del mal estado conjunto de estructuras basadas, de manera inmemorial, en la explotación y la dominación cualquiera que sea el nombre que se otorgue al poder. Hay un mal incrustado como un gen en el adn de la población que, desde su nacimiento, conoce y acepta, su mal destino. Quien no se resigna enferma, quien busca una solución mejor se consume. La luz que se proyecta en la frente de Elder es apagada, apenas como una luz de emergencia para guiarse mínimamente en la oscuridad y acertar con la salida. Cuando se repasa, en breves segundos, toda una vida a velocidad de vértigo, la apertura de los ojos no sabremos si responde a un movimiento reflejo de la expiración o al despertar, ahora ya resignado, a la condición de un nadie más y sin futuro”, añade el crítico español sobre el filme boliviano que pasó por el Festival de Cine de San Sebastián (España).