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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La pandemia no detuvo al escultor Juan García de dejar de “pensar en grande”

Una del as obras del escultor Juan García. OPINIÓN
Una del as obras del escultor Juan García. OPINIÓN
La pandemia no detuvo al escultor Juan García de dejar de “pensar en grande”

“Creo que vieron un futuro en mí. Que podía hacer cosas extrañas con este material. Siempre quise hacer algo diferente”, se dice el escultor de 50 años Juan García, quien, junto a su hermano Edgar, ha dejado monumentos y piezas gigantescas a lo largo de departamentos del país y sus provincias, además de otros en Argentina, que superan los 25 metros de altura. 

Cuenta que los conflictos postelectorales de octubre de 2019 y la cuarentena por la pandemia en 2020 “paralizaron” su trabajo, pero ya desde este año recuperó su habitual regularidad: tiene tres pedidos en La Rioja (Argentina), para rendir homenaje a próceres y ya ha concluido algunas piezas que harán parte de un parque temático en Villa Tunari, entre ellos un enorme gorila de cinco metros. 

Entre las obras producidas por el orureño están los monumentos de Facundo Quiroga y Chacho Peñaloza en Argentina, el parque de dinosaurios en Sacaba, el monumento a Antonio José de Sucre en la avenida 6 de Agosto, el de Gerónimo de Osorio, el de la libertada en la plaza Bolívar de Tiquipaya o el Arcángel en la plaza principal de Tiquipaya, por mencionar algunos. Todos ellos diseñados con tecnología 3D y fabricados con fibra de vidrio, técnica que García defiende a muerte. 

“Generalmente los monumentos son en cemento en cemento o bronce, que es costoso, las piezas se roban y es complicado de hacer. Con la fibra de vidrio se pueden hacer formas aerodinámicas, lo que no es posible en otros materiales”, explica García. Pide que no se confunda la fibra de vidrio con las calaminas plásticas, “que son traslúcidas, dejan ingresar los rayos ultravioletas y se desgastan”. En cambio, su método, reforzado con una estructura de metal y una capa de calcita y silícea, hace que las piezas “aguanten y duren”. 

En cuanto al diseño en 3D, lo probó hace unos 12 años, siendo el Monumento al Chacho el último que realizó con planos. “Todos estos proyectos los digitalizo, el modelo no lo hago en maqueta pequeñita, como suelen hacer los escultores, sino directamente en la computadora, a escala, eso permite que las piezas coincidan”. 

EL CAMINO PARA ELABORAR GIGANTES 

García nació en Oruro, vivió y trabajó algún tiempo en La Paz pero la mayor parte de su carrera y vida la desarrolló en Cochabamba. Cursó parte de la carrera de Arquitectura, pero no la finalizó, también fue estudiante del actual Instituto Superior de Bellas Artes Raúl G. Prada, donde fue becado por Gustavo Lara, quien llegaba a la ciudad siendo profesor en la Argentina. 

Su vocación por la maximización de los tamaños comenzó primero con la cerámica, en su intento de hacer “cerámica grande” fabricó su propio horno. Descubrió que con la fibra de vidrio podría cumplir su deseo de dimensiones considerables y empezó realizando algunas de 2 metros o 1.5, más que todo para empresas privadas. 

“En ese tiempo tenía muchas ganas de hacer esculturas urbanas pero mi maestro me decía que aún no estaba preparado, que me arrepentiría después de haber hecho obras malas”, complementa su relato. Después de desempeñar ese tipo de trabajo durante cinco años, su impulso al conocimiento público y a la elaboración de monumentos vino hace unos 20 años, de parte de la convocatoria de un concurso en Cochabamba para realizar una estatua a Mariano Melgarejo, organizado por sus antecedentes que viven en Estados Unidos. Su fibra de vidrio, la teatralidad en la postura de Melgarejo y su tamaño de cuatro metros encantaron y ganó el primer lugar. 

“Investigué mucho para retratarlo, porque tampoco se lo puede representar relinchando, como héroe, sino también como tirano, lo hice como tirano, sacando pecho. Los tarateños no se dan cuenta, pero el artista tiene que interpretar al personaje, no solo es hacerlo bonito, con sus detallitos, lo importante es la composición arquitectónica”. Finaliza: “como es tirano mucha gente lo odia, le han arrojado piedras; una vez hicimos mantenimiento y hemos visto grandes piedras en su base. Ahí se puede ver la resistencia del material”.