Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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‘Esta muestra habla de nuestra condición humana en condiciones inhumanas’

La pintora eslovena-boliviana, después de estar un año inactiva, presenta en el paseo Aranjuez “Cuadros virales”, que se expondrán desde el 6 de abril hasta el 7 de mayo. 
El cuadro “Chisme sin barbijo”. Ejti Stih
El cuadro “Chisme sin barbijo”. Ejti Stih
‘Esta muestra habla de nuestra condición humana en condiciones inhumanas’

Después de estar prácticamente toda la pandemia fuera del país, la artista plástica eslovena-boliviana, que reside hace casi 40 años en estas tierras, Ejti Stih presenta de forma inédita su muestra “Cuadros virales”, pintados en y sobre los tiempos de la COVID-19, donde la artista reflexiona “sobre nuestra condición humana, en condiciones inhumanas”.

La exposición, conformada por nueve obras de gran tamaño y otras tres pequeñas, se lleva a cabo desde el 6 de abril hasta el 7 de mayo en el paseo Aranjuez. Compartimos una entrevista con la artista en la que conversa sobre cómo lo boliviano ha influido en su estilo visual, su opinión sobre el arte nacional actual y su valiosa firma dentro de la historia de la plástica nacional, entre otras cosas. 

P: ¿Qué preocupaciones, realidades o facetas de la pandemia veremos en la exposición “Cuadros Virales”?

R: Yo pasé, el año pasado, 10 meses en Europa a la fuerza porque fui a visitar a mi madre y por fuerza mayor y el virus, no pude volver. Así que me pasé allá de cuarentena en cuarentena porque en Europa la situación sigue muy grave y todos se lo toman en serio, mucho más que acá, acá hay juntes políticos y fiestas y la gente se olvida un poco de la pandemia. Cuando volví, antes del año nuevo, me puse a pintar esta serie de cuadros que todos hablan sobre el tiempo del virus. El tema del virus ha acaparado todo el sistema, nos ha cambiado la existencia, nos estamos preguntando cómo comportarnos, qué hacer. Esta exposición habla sobre nuestra condición humana, en estas condiciones inhumanas en las que tenemos que vivir hace más de un año. 

P:  Llegaste al país cuando el arte nacional pasaba por un momento de efervescencia y una búsqueda por nuevas maneras y métodos de expresarse, algunos historiadores del arte te incluyen en la Generación del 75, junto a Valcárcel y Ugalde, entre otros, además de una gran implosión de artistas mujeres ¿Cómo era la escena del arte cruceño y boliviano cuando llegaste al país?

R: Cuando llegué a Santa Cruz estaban, así lo llamamos cariñosamente, la vaca sagrada que era Lorgio Vaca, Tito Kuramotto, Hermino Pedraza y Marcelo Callaú. Eran los artistas, digámosle, “progue” que existían en Santa Cruz. Eran más modernos y habían viajado y conocido el arte exterior, fueron muy amables conmigo, me sentí muy acogida al llegar acá. Estuve en compañía de grandes artistas cuando ya me puse a exponer en La Paz, Cochabamba y otros departamentos. He hecho unos nexos con los artistas bolivianos y nunca me sentía como una intrusa. En su taller me han recibido Gil Imaná, Raúl y Gustavo Lara, entre otros. En Bolivia hay grandes artistas que tienen sus expresiones individuales, muy distintas a las tendencias que había en el mundo, me pareció que Bolivia realmente era una tierra fértil artísticamente. La escena artística boliviana es muy fructífera. No sé si fue en el momento que llegue, porque se acababan las dictaduras militares y había un viento de libertad y las sensaciones nuevas de democracia fueron fuertes; tiempos muy lindos en todo sentido, del espíritu de la nación. 

P:  ¿Cómo ves la generación actual? ¿Crees que el arte boliviano ha tenido un estancamiento? 

R: Yo no diría que se ha estancado o que los artistas se han estancado, el arte siempre es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. Lo que ha cambiado un poco, por no decir mucho, es el apoyo estatal, institucional al arte. Como se sabe en los 14 años el MAS, el Gobierno puso mucho énfasis en el folclore y en lo étnico. Creo que se han hecho algunas equivocaciones pensando que el arte siempre tiene que ser para aumentar nuestros sentimientos como bolivianos, un ejemplo son los premios que se han hecho, como el Abaroa, que se refiere más al mar que a Abaroa. Yo creo que un premio de arte debería llamarse como un gran pintor o un escultor, no un héroe de guerra. Creo que todo era fomentando el orgullo boliviano y no preguntándose lo que es realmente necesario.  

P:   Tus cuadros son conocidos en todo el país por satirizar acontecimientos y reuniones típicas de Santa Cruz, como las comparsas o las reuniones en épocas festivas ¿Qué te atrajo de estos eventos sociales y qué papel crees que juegan en la identidad cruceña?

R: Yo vivo en Santa Cruz, que es un ambiente que conozco muy bien y no necesariamente comparto y participo en estos eventos que yo pinto, muchas veces me entero de ellos por las páginas sociales del periódico El Deber. La inspiración mía viene muchas veces de lo que veo filmado o impreso en la prensa. Pienso que, si uno pinta lo que lo rodea, también puede hablar del y al mundo. Si uno conoce los temas que pinta, esto puede ser una ventana hacia otros lados. Pinté mucho sobre Santa Cruz, pero también las situaciones en Bolivia, todos los cambios, sean de índole social o no, que están pasando, soy una especie de cronista, mi inspiración es en la vida que nos rodea. 

P:  Tampoco se puede pasar por alto tu expresivo uso de colores ¿cuál es tu procedimiento para hacer que estos vibren tanto en tus obras?

R: Yo estudié en la Academia de Bellas Artes en Liubliana, Eslovenia. Es una academia chapada a la antigua, donde todos los colores vivos, rojo, amarillo, eran prohibidos. Teníamos que pintar en gamas de café y grises, y uno se sentía así cuando pintaba. Cuando yo llegué a Bolivia y vi los trajes, máscaras, los carnavales, las cholitas, en Santa Cruz brilla el sol todo el año, no hay días grises, todo lo que es Bolivia, dije que este es un país de colores. Con una razón geográfica, me he vuelto una expresionista en color.