Al menos 15 artistas y trabajadores de la cultura boliviana fallecieron este 2021. A pesar de que algunos lo hicieron a una edad avanzada, a causa de razones propias de la vejez, otros partieron temprano, siendo apresurado su deceso a causa de la COVID-19, que se cobró la vida de ocho de ellos. 

En el primer mes del año se conoció el deceso de Gil Imaná, artista plástico sucrense, uno de los más importantes del país. Representante de los pintores sociales de la generación de 1952 y uno de los pocos muralistas que el país vio nacer, es el único nacional en exponer en el Museo Hermitage de San Petersburgo, Rusia.

Recibió la distinción de Cóndor de Los Andes por parte del Gobierno. El Museo Nacional de Arte le dedicó un homenaje póstumo y su colección, junto a la de su esposa Inés Cordova, será un nuevo repositorio de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia 

Dos meses después falleció otro artista plástico, el cruceño Ciro Paz, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio. Ganó popularidad en las décadas del 70 y 80, gracias a un estilo expresionista que lo llevó a exponer prácticamente en todos los países de Sudamérica y otros de Centroamérica, como Panamá y Costa Rica. 

Entre finales de mayo y hasta julio, fue la época más oscura para el arte y la cultura boliviana con el deceso de al menos 10 artistas. Primero, el 23 de mayo, se notificó la muerte del videasta, documentalista, escritor y poeta Luis Enrique "Pájaro" Mérida, pionero de grabar en formato video en Bolivia. Fundó el Centro de Comunicación Juan Wallparimachi y fue organizador del II Encuentro Latinoamericano de Video "Cochabamba 89". 

La octava edición del Festival de Cine Radical le dedicó una muestra retrospectiva en el que se incluía la videografía que realizó para el XX Aniversario del Comandante Ernesto Che Guevara.

Después, el 30 de mayo, murió la compositora y cantante potosina Luisa Molina, creadora del Grupo Femenino de Bolivia a causa de la COVID. De la misma infección fallecieron Rodolfo Yucra (director y guitarrista del grupo Maroyu); Gustavo Ecos (vocalista de Kuntur Pachakuit); el autor de la popular música "Pasito tun tun" o "Morena tropicana", Edgar Salgueiro, vocalista de Los Tigres; Gerardo Aranbir, del grupo folclórico Renacer; el director, actor de teatro y gestor del centro cultural Café Lorca de Santa Cruz, Ubaldo Nallar.

Cerró el doloroso mes de junio la muerte (por complicaciones de diabetes, no por COVID) de Jaime Junaro. Ícono del folclore boliviano, cantautor de Savia Nueva. 

En julio y a causa de un paro cardiaco se extinguió la vida del artista plástico Alberto Medina Mendieta. Fue contemporáneo de Imaná, como representante de los pintores sociales. Es autor de un mural en el santuario de la virgen del Socavón en Oruro. Como presagio divino, el Museo Nacional de Arte (MNA) le hizo un homenaje meses antes. 

Otra gran pérdida de un máximo representante de las corrientes estéticas del país, en este caso del arte moderno, fue la de Roberto Valcárcel, en julio. Con más de 40 años de carrera, fue quien trajo a Bolivia, junto a Gastón Ugalde, el arte conceptual. Recibió el premio Obra de una vida del salón Pedro Domingo Murillo. 

Dentro del área de las letras, se recuerda a Roberto Aguilar, fallecido en septiembre. Fue literato, investigador y periodista que estuvo en la boca de la opinión pública en 2014, cuando el exprocurador General del Estado Héctor Arce lo denunció por revelar “información reservada sobre la demanda marítima boliviana”, después de que en el artículo “De cómo en la demanda marítima triunfó la idea de los actos unilaterales” se desvelara la estrategia de la defensa por la demanda marítima en La Haya. 

Finalmente, en diciembre se lamentó la defunción de Eduardo "Chichizo" López Zabala, importante documentalista, filósofo y antropólogo visual por parte de la Universidad de México (UNAM). En su trabajo recogió las identidades de las culturas bolivianas y es recordado por su influencia y aliento a las actuales generaciones de cineastas nacionales. El pasado domingo se conoció la muerte por COVID del tarijeño Fernando Arduz Ruiz, considerado como un ícono de la guitarra clásica y un virtuoso profesor de música en su capital chapaca.