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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Mario Oretea, el luthier qhochala que fabrica guitarras para los Gypsi Kings

Radicado en Estados Unidos desde hace varias décadas, este músico comenzó a elaborar sus propios instrumentos y ahora los exporta a Europa, Asia y Sudamérica.
Tonino Baliardo, el guitarrista principal del grupo de rumba flamenca Gipsy Kings, sostiene un instrumento creado por Mario Oretea. MARIO ORETEA
Tonino Baliardo, el guitarrista principal del grupo de rumba flamenca Gipsy Kings, sostiene un instrumento creado por Mario Oretea. MARIO ORETEA
Mario Oretea, el luthier qhochala que fabrica guitarras para los Gypsi Kings

Un momento definitivo en el camino de un creador es aquel en el que una figura que admira aprueba su obra. Para el músico y laudero cochabambino Mario César Oretea Montaño, uno de estos momentos llegó cuando Tonino Baliardo, guitarrista principal de los Gipsy Kings, quedó encantado con una de sus guitarras.

Tras algunos años en el negocio, el guitarrista Alberto Álvarez, amigo suyo, le pidió una pieza para enseñársela al gran Tonino, a lo cual accedió halagado ante la posibilidad de que el prodigioso francés probara una de sus creaciones.

“Al maestro Tonino le inquietó el modelo, su apariencia tan poco convencional, y se la pidió prestada para una prueba de sonido”, recuerda Oretea.

Efectivamente, Baliardo llevó la guitarra a la prueba, y de ahí, a su siguiente concierto. “Y no la quiso soltar nunca más”. 

“Y me llamó él mismo, porque quería más guitarras”, rememora. En total, le enviaron cuatro.

Aparte de la enorme satisfacción, este gesto supuso un fuerte impulso para MCO Guitars, la empresa que fundó cuando empezó a fabricar estas piezas.

“Cuando gente conocida expone nuestro instrumento, llega a más gente”, apunta Mario, cuyos instrumentos fueron usados, entre otros, por el peruano Riber Ore y el guatemalteco Alfredo Cáceres.

ADN MUSICAL

Aunque nacieron en la ciudad, Mario y sus tres hermanos siempre mantuvieron el vínculo con Pasorapa, la comunidad de la provincia Campero de Cochabamba, de donde gran parte de su familia proviene. “Crecimos con toda esa cultura y filosofía de vida”.

La conexión se manifestó a través de su inclinación artística también. 

“La verdad que la música forma parte de nuestro ADN. Mi papá tocaba también, tenía su grupo; tenemos muchos tíos guitarristas”. 

Después de una infancia y adolescencia entre la Llajta y La Paz, Oretea ingresó a la universidad; tras un año en la carrera de Derecho, aceptó su verdadera pasión.

“Para entonces ya trabajaba con músicos, estuve una época con el maestro Alejandro Cámara y su grupo, después con el grupo Fortaleza, que fue el que me trajo a Estados Unidos”.

Fue entonces que, gracias a su padre, conoció al primer laudero que lo introduciría al oficio. “Nuestra historia comienza con el señor Francisco Mancilla, él era el maestro luthier de las guitarras Inti en esa época”.

Pancho, como lo llamaban en su círculo, era considerado uno de los mejores y le permitió participar de un proceso de construcción. Mario identifica ahí la semilla que luego germinaría en su negocio.

GUITARRAS A MEDIDA

Ya establecido en el país norteamericano, Mario y algunos amigos se volcaron a la música y, ante la emergente necesidad de encontrar un instrumento que se adaptara a sus expectativas, “casi como un experimento”, Oretea se reencontró con las viejas lecciones del maestro Mancilla.

El primer intento se basó en la guitarra clásica. “Queríamos un instrumento que fuera fácil de transportar, y que también minimizara la posibilidad de retroalimentación”.

El prototipo no estuvo libre de problemas, sobre todo de acoples en la rendición acústica. Sin embargo, la práctica rápidamente llevó a la maestría. 

“Las modificaciones estaban el cuerpo de la guitarra, reduciendo su tamaño e implementando un par de cambios de varillas en la tapa”. 

El nuevo diseño fue bien acogido. “Cuando hicimos la primera guitarra, era una novedad para todos, yo la empecé a tocar y algunos guitarristas me preguntaban quién la había fabricado, la marca, dónde conseguirla”.

Tras confirmar que era creación suya, Oretea los invitaba a probarla. “Y la probaron y uno quedó tan encantado que me preguntó si podía hacer una para él”.

Sorprendido y halagado, comenzó a cumplir estos pedidos directos, que siguieron aumentando, hasta que tuvo que repensar su abordaje. “Debía consolidar la actividad, establecer una pequeña empresa”.

Hasta la actualidad, ha diseñado seis modelos de guitarras: el de corte clásico de cuerpo delgado —utilizado por Tonino Baliardo—, el bajo eléctrico de cinco cuerdas, el eléctrico sólido Fishman, el de cuerpo sólido hueco nylon, la sintetizadora/MIDI lista y corte flamenco, y el charango boliviano eléctrico sólido, que ha provocado una suerte de revuelo.

“Está hecho con tejido de aguayo; algunos piensan que es una calcomanía o pintura, pero en realidad es el tejido mismo que está incorporado en la tapa de la guitarra, está llamando mucho la atención”, describe Mario.

Uno de sus grandes proyectos a futuro es “crecer hacia la dinámica industrial”. Actualmente elaboran los instrumentos correspondiendo a los pedidos, lo que le da un aire de exclusividad a las guitarras, pero varias tiendas les han propuesto venderlas mediante sus outlets, lo que exigiría una mayor producción. 

Considerando que envían sus guitarras a países de Sudamérica, y también Irán, Francia y España, este nuevo ciclo podría estar más cerca de lo pensado.