Marcos, el pintor callejero, gana popularidad y recibe pedidos
El artista que embellece con sus retratos las calles de Cala Cala, Quillacollo y La Cancha terminará la carrera de Psicología a fin de año.

Es difícil ignorar o pasar por alto los enormes retratos que deja el artista callejero Marcos Torres en las calles de la feria de Cala Cala, Quillacollo, la plaza 14 de Septiembre o La Cancha. La penetrante mirada de sus personajes cautiva a los pasantes que se detienen y le piden una réplica, un trabajo a pedido para decorar sus hogares con lienzos o sus paredes con murales.
“Lo bueno de pintar en la calle es que puedes conseguir trabajo, para murales, para hacer cuadros. Son trabajos a pedido. Cuando pasa la gente en la calle me pregunta si puedo hacer un dibujo con lápiz, o pintarlo con óleo o acrílico. Quedamos por WhatsApp, se los hago y entrego”.
Marcos comenzó a pintar en 2019 y ganó la atención de la población en la pandemia, cuando la gente iba a abastecerse a los mercados y se encontraba con los gigantescos rostros de mujeres, niños y personajes religiosos, que alcanzan hasta los ocho metros de altura. Ahora cuenta que la circulación de la gente no es la misma de antes y la agrupación de gente ya no suele ser tan concentrada en horarios específicos.
El secreto para hacer retratos, según Marcos, están en los ojos. En las miradas profundas que devuelven las miradas a los pasantes. “Hay gente a la que le gusta mucho porque ve los ojos de los dibujos y ve que tienen expresión, eso es lo que les llama la atención”. Su trabajo consiste en reproducir a gran escala los bocetos que el mismo realiza en tamaños estándar. Utiliza la tiza, el carbón y los pigmentos. Esparce con la mano los restos del carbón para da sombras, porque la esponja “le quita mucho al trabajo”.
El clima también juega un papel decisivio. “Mientras más calor, uno se cansa más rápido”, indica Marcos quien prefiere pintar en las mañanas o después de las cuatro cuando el sol ya no incomode. Junto a las tizas y carbones en el piso, está su bolso café con la leyenda “apoya al arte”. Hasta principios de este año buscaba recursos para terminar su carrera de Psicología en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y optar por un diplomado, ahora ha recurrido por otra modalidad de titulación, pero el objetivo está cerca y señala que terminará sus estudios hasta finales de este año.
El secreto para hacer retratos, según Marcos, están en los ojos. En las miradas profundas que devuelven las miradas a los pasantes. “Hay gente que le gusta mucho porque ve los ojos de los dibujos y ven que tienen expresión, eso es lo que les llama la atención”. Su trabajo consiste en reproducir a gran escala los bocetos que el mismo realiza en tamaños estándar. Utiliza la tiza, el carbón y los pigmentos. Esparce con la mano los restos del carbón para da sombras, porque la esponja “le quita mucho al trabajo”.
1. ¿Cómo es el trabajo de reproducir obras a gran escala?
Puede parece más difícil, pero hacerlo más grande es más fácil, porque te das cuenta con mayor facilidad donde fallas.
Marcos comenzó su carrera artística en 2018, cuando uno de sus compañeros de la facultad de Arquitectura lo motivó para que se inscriba en el Instituto Superior de Artes Plásticas Raúl G. Prada. Allí conoció al ecuatoriano Samuel Quinatoa, un joven mochilero que le mostró y enseñó el arte de pintar en las calles y generar recursos económicos con los aportes voluntarios de las personas.
Ahora está en proceso de armar su propio colectivo artístico y poder llevar sus obras hasta un salón de arte.