Considerado como un arte escénico menor y dirigido especialmente a un público infantil, los magos esperan que la gente “vuelva  a creer en la magia”, en su día, celebrado cada 31 de enero, en honor a su patrono Juan Bosco. 

“Si bien la magia tiene una área infantil, no está dedicado solo a este grupo. En los últimos años ha habido un ascenso que nos permitió entrar en un mercado que antes no teníamos pensado. Gracias a ello, vivo hace nueve años de este oficio”, expresó el mago cochabambino John Paul. 

Él junto a otros seis magos, como Nico Guamán y Michael Rada, ofrecerán hoy un espectáculo, desde las 19:30 horas, en el teatro Walter Antezana del pasaje Sucre. El costo de ingreso es de 30 bolivianos. 

Explican  que será un show “integral”, ya que abarcará magia extrema, infantil, clásica y cartomagia, entre otros. 

Tanto Guamán como John Paul han tenido una formación primeriza autodidacta, para después participar en congresos de Buenos Aires y Lima. Reconocen que el oficio se ha profesionalizado con las dos primeras universidades de magia en España y Corea del Sur. 

Argumentan que el oficio de mago es como el de cualquier otro escénico, requiriendo una “formación integral”, que les permita ser comediante, actor  y, en algunos casos, hasta bailarines. 

Del mismo modo, a través de su experiencia, han podido desarrollar habilidades psicológicas, “para que el público entre en el juego del engaño”, y cómicas. 

Los datos que se tienen sobre el primer mago es en el antiguo Egipto. Unos escritos en papiro hablan de un ilusionista Dendi que impresionó tanto al farón Keops, que lo designaron como enviado de los dioses.

La tradición se ha mantenido a lo largo de la historia.