Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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“Hay literatura boliviana que es única y está a la altura de cualquier otra”

El crítico, catedrático y escritor conversa sobre su más reciente obra “De la literatura boliviana”, publicado hace unos días por Plural.

El académico, escritor y catedrático boliviano Leonardo García Pabón (i). La portada de “De la literatura boliviana” de Fernando Rodríguez Casas (d). PLURAL
El académico, escritor y catedrático boliviano Leonardo García Pabón (i). La portada de “De la literatura boliviana” de Fernando Rodríguez Casas (d). PLURAL
“Hay literatura boliviana que es única y está a la altura de cualquier otra”

Condensando un trabajo de décadas y englobando la historia de la literatura boliviana, desde la colonia hasta nuestros días en una mezcla de textos diversos, como reseñas, investigaciones y ponencias, Leonardo García Pabón publica “De la literatura boliviana. Estudios, ensayos y comentarios”. La obra, recientemente publicada por Plural y que ya se encuentra disponible en las librerías del país, es una especie de homenaje al catedrático y crítico, al que se le debe la visibilización y hallazgos de muchas obras nacionales. 

El autor conversó con este medio a propósito del lanzamiento de su nueva obra, que en más de 25 textos intuye que “hay obras de la literatura boliviana que son únicas y excepcionales y que están a la altura de cualquier gran autora o autor de cualquier otra literatura nacional”.

P: ¿Tomas algún criterio a la hora de escoger a los autores sobre los que escribirás o es un ejercicio mucho más improvisado?

R: Como todo en literatura, es una cuestión de gusto personal. Usualmente, me acerco a un autor porque ya es conocido o lo he estudiado en alguna clase o es recomendado por algún amigo. Quizás el “chisme” entre amigos lectores es la forma más común para descubrir buena literatura. Y si me gusta y me parece importante el libro y/o el autor, empiezo a investigar sobre su obra y su vida. 

A veces es cuestión de búsqueda por “sospecha”. Por ejemplo, en el caso de “Íntimas” de Adela Zamudio. Como los estudios feministas de literatura ya se habían desarrollado mucho en los años 90, yo decidí leer o releer escritoras bolivianas. Así descubrí que había esta novela de Zamudio que se mencionaba en las historias literarias, pero era un libro que no se podía encontrar. Lo conseguí a través de una biblioteca universitaria en Estados Unidos; lo leí y me pareció que era una muy buena novela a pesar de que la crítica de su época la había desechado. Entonces me puse a trabajar, primero, en hacer un estudio y después una edición. Así fue como la descubrí yo y después el lector boliviano. Hoy por hoy, “Íntimas” es considerada una de las mejores novelas bolivianas de todas las épocas.

P: ¿Cuáles son las principales virtudes de la literatura boliviana de la que “podemos estar orgullosos”, como tú mismo señalas en la presentación del libro?

R: No hay virtudes específicas que solo pertenezcan a la literatura boliviana. Lo que sí hay son buenos libros y obras excelentes que son, en sí mismas, únicas y diferentes a lo que se puede encontrar en otras literaturas. Por ejemplo, en la colonia, la “Historia de la Villa Imperial de Potosí” de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela no es la única historia de una ciudad colonial ni la única escrita en el estilo barroco de la época. Ni la poesía religiosa de Luis de Ribera en su “Sagradas poesías” es la única poesía barroca religiosa del siglo XVII en España o América colonial. Pero el libro de Arzáns es único en su tema, Potosí, y en su visión de una ciudad colonial. Y, sin duda, es una obra maestra del siglo XVII en lengua castellana. Lo mismo se puede decir de la poesía de Ribera, que es absolutamente única en su forma de ver los temas bíblicos que retoma y se ha dicho que es la mejor poesía religiosa de la época en lengua castellana.

Para casos más contemporáneos, la obra de Saenz es única en la cultura occidental. Al personaje Felipe Delgado no se le puede encontrar parecido en ninguna obra literaria latinoamericana ni europea. Por supuesto que hay personajes con las mismas condiciones de existencia, como el alcohol o la búsqueda mística, pero la forma creada por Saenz es única. Y esta es la marca de toda gran literatura, donde el ejemplo del Quijote es el paradigma de una novela y personajes (hay que incluir a Sancho) que son tan únicos que se vuelven símbolos y alegorías casi universales.

Lo que digo es que hay obras de la literatura boliviana que son únicas y excepcionales y que están a la altura de cualquier gran autora o autor de cualquier otra literatura nacional.

P: ¿Crees que la crítica sobre literatura nacional tiene los espacios de difusión suficientes?

R: El trabajo crítico sobre literatura es, en general, un tipo de lectura restringida a un público reducido. A diferencia de las obras de literatura –novelas, poesía, teatro– que pueden tener muchos lectores y donde la difusión masiva es muy importante, el trabajo crítico, sobre todo el académico, no llega a esta popularidad masiva, con las excepciones de rigor, claro. El trabajo crítico está dirigido a lectores académicos y estudiantes de carreras de literatura en primera instancia. A veces ocurre que este trabajo trasciende la academia, lo que es una maravilla. 

Lo que el trabajo crítico necesita es canales sistemáticos y estables de difusión, así como apoyo institucional para su desarrollo. Estos canales y este apoyo generalmente vienen de instituciones como universidades o centros de investigación. Yo he tenido la fortuna de desarrollar mi vida profesional de crítico en una universidad americana, la Universidad de Oregon. Esto me ha permitido tener tiempo para dedicarme a la investigación por periodos de tiempo significativos sin tener otras obligaciones de trabajo. Y después, el sistema de publicaciones de revistas especializadas de universidades americanas, europeas y latinoamericanas me ha permitido divulgar mi trabajo. Este es el tipo de apoyo de producción y difusión de la crítica literaria que se necesita en Bolivia y que solo existe de forma muy limitada en Bolivia. Hay muy pocas revistas académicas que sean acreditadas y reconocidas internacionalmente como para tener una presencia global. Mi suerte ha sido tener el apoyo de una editorial privada, Plural Editores de José Antonio Quiroga. Su disponibilidad me ha permitido difundir mi obra crítica, así como los libros de la literatura boliviana que he creído importante rescatar y promover. 

P: De todas las extensas y numerosas lecturas que has tenido, ¿podrías mencionarnos algunas que te hayan marcado y las recuerdes con especial cariño?

R: Hay muchas, y me limitaré a la literatura boliviana. Pero antes debo mencionar el libro que más influencia tuvo en mi vida: “Altazor” de Vicente Huidobro. Cuando leí ese largo poema a mis 19 años, de alguna manera me cambió la vida.

Las lecturas que más me acompañan y a las que vuelvo con cierta frecuencia son los libros de amigos, pues ellos me enseñaron mucho de la importancia y significado de la literatura. Esas son las obras de Jaime Saenz y de Blanca Wiethüchter, y en crítica la de Luis H. Antezana. A estas son a las que tengo más “cariño” para usar tu palabra. Y no sólo porque son obras de amigos sino porque en ellas encuentro siempre algo nuevo. La obra de Arzáns, que he estudiado por muchos años, también tiene un especial significado y gusto para mí. Otra obra que tiene un gusto especial para mí es la narrativa de Juana Manuela Gorriti. Y aunque no sea boliviana de nacimiento, pero por los años que vivió en Bolivia y por la importancia de su narrativa sobre Bolivia yo la considero parte integral de nuestra literatura. Por ejemplo, su narración “La quena”, la primera versión del Manchay Puytu en castellano, es una maravilla de texto y de gran importancia para nuestra historia literaria.

Como digo, hay más, pero creo que con esto basta.