Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 22:44

Libro recoge la pintura y escultura hecha en Bolivia desde 1985

La obra de 53 artistas de todo el país, nacidos después de 1955, se ven plasmadas en esta publicación de lujo que busca llenar un vacío bibliográfico. 
Obra de José Carlos Auza que hace parte de “Arte Contemporáneo en Bolivia”. GALERÍA ALTAMIRA
Obra de José Carlos Auza que hace parte de “Arte Contemporáneo en Bolivia”. GALERÍA ALTAMIRA
Libro recoge la pintura y escultura hecha en Bolivia desde 1985

La galería Altamira, con el auspicio de Grupo Financiero Crédito y la Bolsa Boliviana de Valores, han publicado “Arte contemporáneo en Bolivia”, un libro que recorre la pintura y escultura hecha en el país desde 1985 hasta la actualidad, en una edición de lujo que tiene todas las características de los “libro/objetos”: tapa dura, cosido a hilo, más de 700 fotografías y 330 páginas en papel cuché.

Un consejo editorial, conformado por artistas, entre ellos el cochabambino Fernando Antezana y el paceño Mario Conde, gestores culturales (Jorge Aranibar, María Esther Díaz, entre otros) y coleccionistas de arte escogieron a 53 artistas representativos de la pintura y escultura contemporánea boliviana, bajo el paraguas de tener que haber nacido después de 1955 y seleccionando obras producidas después de 1985. 

Ariel Mustafa, uno de los editores del libro, junto a Daniela Espinoza y Christian Hausher, indicó que se dedican desde seis hasta dos páginas por artistas, siguiendo tres criterios: presencia en el mercado, trayectoria y calidad de la obra. De este modo, nombres como los de Mario Conde, Zenón Sansuste, Remy Daza o Ejti Stih tienen seis páginas y los nuevos talentos, entre ellos Douglas Rivera o Cristian Laime, tienen dos. 

Destacó que ante todo es un libro que busca llenar un vacío de referencia bibliográfica, siendo tal vez la obra “Pintura en Bolivia en el siglo XX” (1989) de Pedro Querejazu, que tuvo una reedición revisada y ampliada por la Biblioteca del Bicentenario en 2019, la última que presenta estas características. “Es además una publicación con un fuerte enfoque de mercado, es decir qué tanto se lo ha visto al artista afuera”, apuntó Mustafa. 

Las 300 páginas de “Arte contemporáneo en Bolivia” se conforman con unas 100 de ensayo, con textos de Margarita Vila, Iris Villega, José Bedoya y Leonor Valdivia; y las restantes 200 son visuales con más de 700 fotografías. No se ha dejado la producción del siglo XX de lado, con uno de los escritos dedicados a este tiempo y con biografías de varios autores que marcaron el camino de la plástica nacional. 

PRESENCIA QHOCHALA

Cochabamba tiene una huella en “Arte contemporáneo en Bolivia” con aportes de los primos Fernando y Dario, con seis páginas cada uno, el acuarelista José Rodríguez, además de los ya mencionados Sansuste y Daza.

Por otra parte, Mustafa reconoce que el aporte cochabambino viene desde el siglo pasado, principalmente con una de las primeras escuelas de enseñanza de la plástica, como es la fundada por Raúl G. Prada, la importante tradición del paisaje “bucólico” acuarelista con los retratos de ciudades coloniales como Tarata y los sobresalientes nombres de José García Meza y Beatriz Fernández, entre otros.