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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La Fiesta Grande de Tarija, a un paso de ser "patrimonio de la humanidad"

Un comité de la Unesco está reunido en París para evaluar las candidaturas y emitir un fallo el sábado, con respecto a esta festividad de San Roque. 
Imagen referencial de la Fiesta Grande de Tarija. Foto: Prensa Latina
Imagen referencial de la Fiesta Grande de Tarija. Prensa Latina
La Fiesta Grande de Tarija, a un paso de ser "patrimonio de la humanidad"

La Fiesta Grande de Tarija, que reverencia a San Roque y por quien los pobladores tarijeños sienten una mística devoción, espera recibir esta semana la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). 

El Comité de la Unesco está reunida desde ayer en París y anunciará el sábado su fallo de los sitios, lugares y piezas que entrarán en la lista de patrimonios mundiales. 

Esta centenaria tradición, transmitida de generación en generación por los tarijeños, tiene sus orígenes en la época de la colonia e inicia el 16 de agosto, extendiéndose hasta mediados de septiembre.

Cada año atrae a más de 50 mil personas, entre protagonistas y espectadores, y llena de emociones a plazas y calles que acogen a los “chunchos”, devotos que realizan un peregrinaje de iglesia en iglesia con el Santo Patrono.

Los más de mil 500 “chunchos” bailan durante el recorrido por los caminos tarijeños en agradecimiento a San Roque, disfrazados con blusas y faldas muy coloridas, con los rostros tapados con una tela transparente, cubriendo sus piernas con medias y portando en sus cabezas turbantes confeccionados con muchas plumas multicolores.

El golpeteo de unas maderas marca el ritmo de sus danzas y cantos, acompañados de músicos populares representados por cañeros, quenilleros y tamborileros, y la guía de alféreces, ceremonia que traspasa su propósito religioso y se convierte en un atractivo evento artístico y cultural.

Finaliza con el llamado “encierro” de la fiesta, cuando los promesantes y peregrinos “chunchos” y miles de devotos se despiden de su Santo Patrono con demostraciones de profundos sentimientos y el compromiso de cumplir la promesa el venidero año.

Al retornar a la iglesia de igual nombre, San Roque es ubicado al pie de las escalinatas, mirando al pueblo que lo saluda agitando pañuelos blancos.

Con ello, los participantes, llegados de todo el país y de más allá de sus fronteras, reverencian a San Roque, hijo de aristócratas en el medioevo francés, quien repartió su fortuna, renunció a sus comodidades y dedicó su vida a ayudar a enfermos y desvalidos.

Cuentan que, contagiado de lepra, se ocultó en una cueva, donde un perro, convertido en su fiel amigo, le llevaba comida y lamía sus heridas hasta curarlo, por lo que la Fiesta Grande de Tarija celebra también la lealtad y la amistad entre canes y humanos.

Historiadores narran que durante la época colonial, en fecha no precisada, una epidemia azotó a la ciudad de Tarija y, para calmar la angustia, los pobladores invocaron el auxilio de San Roque; la dolencia cesó y, agradecidos por el milagro, decidieron festejar y reverenciar cada año al "médico de los pobres".

El fervor religioso y la creatividad artística popular lograron que el 8 de septiembre de 1998 la Fiesta de San Roque fuera declarada Patrimonio Histórico, Religioso y Cultural de la Ciudad de Tarija.