Los museólogos y arquitectos especializados en patrimonio, Fernando García y Elizabeth Torres, visitaron a finales de enero el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, en la que concluyeron que el traslado del repositorio al Jardín Botánico — como pretende llevar a cabo la Alcaldía — podría llegar a costar entre 300 y 500 mil dólares para que se haga de forma “correcta”.

Principalmente los fondos serían empleados para la adecuación del Jardín Botánico para recibir los bienes del Alcide d’Orbigny, así como la movilización de grúas para la mudanza de los contenedores, la realización de un inventario y los contratos para supervisores y personal técnico. Los especialistas elaboraron un informe que, entre otras cosas, detalla las modificaciones necesarias para que la potencial nueva infraestructura reúna las condiciones suficientes.

Se enumeran: “ampliación de rampa de acceso a la primera planta en la fachada oeste; eliminación de las excesivas superficies de vidrio, que exceden los rangos de iluminación aconsejados para la conservación de las piezas; reorganización funcional-programática, especialmente en la planta baja y en la primera, para albergar zonas diferenciadas de bodega, exhibición y servicios complementarios; panelería adecuada para los recorridos y dispositivos museográficos que generen la narrativa museológica y su adecuada comprensión; elaboración previa de un Plan de Conservación Preventiva que evite agentes de deterioro como humedades por filtraciones en cubierta, peligro de incendios, plagas, temperaturas fuera de rango y humedades nocivas, con los dispositivos de seguridad necesarios así como la necesaria formación a todo el personal involucrado; y espacios en el entorno aptos para alojar los containers especializados en animales vivos”.

Sobre todo, alertan, que es necesario que el Jardín Botánico pase a ser administrado por una entidad científica. “Definitivamente debe ser un traslado especializado, con ciertas medidas internacionalmente validados, como el uso de guantes por el tema de la grasa que la misma piel deja en las cosas o los cuidados relacionados con la fragilidad de las vitrinas cuya rotura de vidrios podría generar la rotura de una pieza interior”, explica García. 

Sin embargo, García y Torres, están de acuerdo con el traslado del museo al Jardín Botánico, siempre y cuando se cumplan las condiciones descritas anteriormente, debido a que el espacio actual “es aceptable, pero no óptimo porque hay muchos depósitos, como hacinados”. Lo anterior, añade García, no implica que sea apto para la construcción de un centro de convenciones, “por sus condiciones ambientales, parte de corredores naturales para diversas especies. Su vocación es la de un espacio verde y no esta obsesión de construir cuando ya existen muchos espacios de este tipo y en la misma zona”.