Inicios de la década de los 1920. La Guerra Civil en Irlanda va camino a extinguirse. Aunque en la isla ficticia de Inisherin no hay enfrentamientos, cada cierto tiempo se oyen detonaciones a lo lejos que recuerdan el momento histórico. 

Todo parece transcurrir sin contratiempos, hasta que el compositor musical Colm (Brendan Gleeson) le informa a su amigo de años, el granjero Pádraic (Colin Farrell), que su inesperada pero sólida amistad llegó a su fin.

Preocupado, Pádraic decide buscarlo y preguntarle qué pasó, pero el músico está muy seguro de su decisión solo argumenta: “Dejaste de caerme bien”.

El rompimiento de una amistad, que no tendría nada aparentemente novedoso, es la génesis de “Los espíritus de la isla”, la tragicomedia de Martin McDonagh, que para muchos puede dar la gran sorpresa y llevarse la estatuilla en la categoría Mejor Película de los Premios Oscar 2023.

La tendrá difícil, sin duda, ante “Todo en todas partes al mismo tiempo”, “Los Fabelman” o “Sin novedad en el frente”; sin embargo, quien tal vez sí pueda tener mejor suerte es Colin Farrell. Tal vez en su gran momento de madurez artística, el actor irlandés de 46 años ha logrado con Pádraic construir un personaje absolutamente inherente a la propuesta del guion. 

Con su reputación de “chico malo” de Hollywood en el pasado, Farrell muestra su lado más humano en proyectos recientes y podría ser reconocido por ello.