Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

Escritores en cuarentena: entre la carga emocional y el conocerse a uno mismo

Gabriel Mamani e Iván Gutiérrez cuentan cómo la coyuntura ha afectado de manera directa su estado de ánimo, “el otro nombre de la inspiración”.

Escritores en cuarentena: entre la carga emocional y el conocerse a uno mismo

Los escritores, al igual que otros artistas, ya están acostumbrados a un tipo de confinamiento al que se someten a la hora de producir. Sin embargo, este proceso creativo no puede negar u obviar la realidad que se vive, afectando al mundo en general y a las emociones y procesos de autoconocimiento por el que pasan los autores, en particular.

El más reciente ganador del Premio Nacional de Novela, Gabriel Mamani Magne, contó que enfrenta el proceso de escritura bajo “el mismo régimen de siempre”; no obstante, el presente contexto envuelve el “trabajo y la rutina en un aire diferente. Por momentos parece que la escritura deja de ser un oficio y se convierte en un refugio”.

El creador de la novela “Seúl, Sao Paulo” está editando un libro de cuentos que espera publicar durante el segundo semestre del año; además trabaja en un cuento en el que trata una relación entre tío y sobrina.

Por su parte, Iván Gutiérrez, autor de la trilogía de “Los decapitados”, ve que la coyuntura te obliga a enfrentarte “con el sonido de nuestras voces internas, no hay forma de esquivar el hastío de verse”.

FOTO 2 NOTA 1 CULTURA

El literato cochabambino Iván Gutiérrez. FUENTE: FACEBOOK


“El ruido más molesto es el que uno hace en el silencio. Y creo que todo este contexto nos obliga si no es a encaminar un proyecto de escritura, la realidad se nos pone al frente y nos cuestiona sobre lo que hemos estado haciendo. En toda esta aparente calma de aislamiento, es molestoso el escucharnos. No sientes por eso que en las noches se respira una rareza, hace mucho que no me sentaba en mi balcón y escuchaba tanto silencio. Eso me asusta, pero también me muestra un nuevo camino para indagar desde la escritura”, refiere Gutiérrez, quien publicará en una cartonera y una novela ilustrada, que será publicada por una editorial emergente que será lanzada este año.

Ambos escritores concuerdan en que su rutina de “encierro para escribir” se ha visto transformada, no en un sentido que afecte el acto, sino por la realidad que está circunscribiendo al mundo, y que está presente de manera constante en el consciente de los autores. “Hay una sobrecarga de acontecimientos que va sucediendo ‘afuera’, la realidad por sí misma es una buena ficción, entrar a cualquier portal de noticias creo que se vuelve fuente para escribir mucho material”.

Ello no sugiere precisamente que Mamani y Gutiérrez estén escribiendo sobre la pandemia de manera directa, eso sí, no dudan al afirmar que en el mañana nos encontraremos con historias sobre estos días de incertidumbre. Esperan que sean textos “escritos con responsabilidad” y no un “pretexto para el efecto comercial”.

Gutiérrez ha estado aprovechando el tiempo para ponerse al día con sus lecturas pendientes, mientras que Mamani cree que los métodos de hacer literatura deben ser voluntarios y no impuestos. “El estímulo externo es muy importante al escribir. Eso no quiere decir que lo que hago sea necesariamente autobiográfico. Pero, la literatura necesita de retazos de la vida real. El escritor internaliza estos elementos externos y, ya sea de forma consciente o inconsciente, los incluye en su trabajo. No poder salir implica privarse de esos elementos”.

Si algo se puede concluir de las declaraciones de estos dos literatos es que “el estado de ánimo lo es todo”. No por ello, según Gutiérrez, una carga emocional garantiza un buen trabajo.

“La verdad trato de enfrentar toda esta situación con la mejor de las ondas, al principio estaba muy atento a las noticias, tanto internacionales como nacionales. Y terminaba el día furioso, indignado, alarmado por la falta de lucidez de las personas a las que les ha tocado llevar adelante la gestión de gobierno, como también de la convivencia humana en las redes sociales. A partir de la segunda semana decidí desprenderme de ese reality de la vida, para dedicarme más a mis lecturas y solo estar atento a lo más necesario de la situación, pero con distancia”, explicó el ganador del Premio Nacional de Noveles Escritores.

Para Mamani, el estado de ánimo es el otro nombre que se le da a la inspiración:  “García Márquez decía que él escribía mejor feliz y con el estómago lleno. Yo pienso así. Estos días son de una carga emocional brutal, lo cual impide concentrarse en un trabajo tan placentero como lo son leer y escribir. Lo veo todo brumoso. Estamos entre el hambre y el virus, y al parecer no hay una salida alterna que pueda alejarnos lo suficiente de ambas pestes”.