Dejando atrás una carrera con 73 éxitos en el "top 40" de Estados Unidos y 52 en el Reino Unido, el legendario compositor estadounidense Burt Bacharach falleció el miércoles por causas naturales, en su casa de Los Ángeles. Hubiera cumplido 95 en mayo.

Aunque su nombre no suene familiar para la mayoría, es imposible no haberse cruzado con al menos una docena de sus canciones. 

Ganador de seis premios Grammy y de tres Óscar —a la mejor banda sonora, por “Dos hombres y un destino”, y a las mejores canciones, por “Raindrops Keep Fallin’ On My Head”, de esa misma película, y por “Arthur’s theme” (“Best That You Can Do”), de Arthur, el soltero de oro—, Burt Freeman Bacharach logró un hito prácticamente único en la historia del pop: resultar inconfundible por su escritura, no por el timbre de su voz, que apenas se molestó en mostrar. 

BIOGRAFÍA 

El nativo de Kansas City se trasladó muy joven a Nueva York. Estudió violonchelo, piano y batería, se entusiasmó con la escena jazzística de la Gran Manzana (sus grandes héroes juveniles fueron, "Cómo no", "Charlie Parker" y "Dizzy Gillespie") y ejerció como músico en innumerables clubes nocturnos, incluso cuando la llamada del ejército le llevó hasta tierras alemanas. 

Pero pronto tuvo claro que su gran baza creativa era la escritura, más aún tras conocer a Hal David, el letrista con el que firmaría la inmensa mayoría de sus temas icónicos.

La primera incursión en el top 20 estadounidense llegó en 1957 con “The Story Of my Life”, para Marty Robbins, que alcanzó el número uno en las listas londinenses. La historia se repetiría al año siguiente con “Magic Moments”. 

Se consolidó en su época componiendo para Dionne Warwick, himnos como “Do You Know The Way to San José”, “Walk on by”, “I’ll Never Fall In Love Again y la todavía más popular “I Say A Little Prayer”.