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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Cultura visual e ideas en imágenes, tips de directores de fotografía del país

Daniela Cajías, Pablo Paniagua y Antonio Eguino debatieron sobre el rol y principales herramientas de su oficio en un conversatorio en línea que se puede volver a escuchar. 

La directora de fotografía Daniela Cajías. ARCHIVO
La directora de fotografía Daniela Cajías. ARCHIVO
Cultura visual e ideas en imágenes, tips de directores de fotografía del país

Una cultura visual, adquirida con el visionado de películas y contacto con otras formas de hacer imagen, y la capacidad de narrar prescindiendo de palabras son los elementos en los que han coincidido como los más fundamentales para realizar su oficio los directores de fotografía bolivianos Daniela Cajías, Pablo Paniagua y Antonio Eguino. 

Cajías y Paniagua son representantes del excelente estado de salud del que goza el cine boliviano, en cuanto a proyección internacional. La primera se convirtió en 2021 en la primera mujer en ganar el premio Goya de España en la categoría de dirección de fotografía por su trabajo en “Las niñas” (2020) — que también le otorgó la biznaga de plata del Festival de Málaga y el premio Gaudí — y hace unos meses estrenó “Alcarras”, filme vencedor del Oso de Oro en el más reciente Berlinale. Mientras que Paniagua es el hombre detrás de la cara de “El Gran Movimiento”, cinta nacional dirigida por Kiro Russo que se llevó una decena de premios en su recorrido festivalero, incluido el Premio del Jurado de Horizontes de Venecia o el de mejor fotografía para Paniagua en el Festival de Cine de Autor de Serbia. 

Los nuevos talentos se juntaron para realizar una charla virtual con Antonio Eguino, ícono de la cinematografía nacional y director de cintas como “Pueblo Chico” (1974), “Amargo mar” (1987) o Chuquiago (1977), películas que no solo dirigió, sino que también estuvo a cargo de su fotografía. La charla se realizó como parte del Programa de Estudios Descoloniales en Arte (PED), organizado por el Museo Nacional de Arte (MNA) y que dedica un ciclo de aproximadamente dos meses al audiovisual boliviano. 

VISIONES SOBRE EL OFICIO

“La estética del cine uno lo va adquiriendo, viendo el trabajo de otros fotógrafos, viendo cine, asistiendo a otros festivales y asistiendo el trabajo de otros colegas, así adquieres ciertos gustos y cierta afinidad para realizar encuadres o composiciones”, comentó Eguino haciendo referencia a la “base cultural de la imagen” como un imprescindible de lo qué es la dirección de fotografía. 

Paniagua coincidió en la importancia de esta competencia que él nombró como “cultura visual amplia”, que se la obtiene no solo a través del visionado, sino — resalta — de la pintura, literatura o “incluso” la música puede servir de inspiración y referencia para crear. “Cuanto uno más lee y se nutre de imágenes, más elementos tendrá para poder convertir el guion, las ideas en una imagen visual que tienen que prescindir un poco de las palabras y transmitirlas con imágenes. Cuanto más uno domine el lenguaje, más elementos tendrá para resolverlo desde ese lugar, la fotografía es muy técnica y tiene varios aspectos que se tienen que tomar en cuenta”, aportó quien fue el director de fotografía de “Viejo Calavera” (2016). 

Cajías ya había abordado la idea de poder contar historias en imágenes y transformar los conceptos en secuencias visuales. Un trabajo que requiere “hablar mucho con el director y conocer la historia a la perfección” para realizar un producto que esté acorde a las ideas de quien las concibió. “Nuestro trabajo tiene que ver con contar las cosas que no están dichas o escritas. Lo más apasionante de nuestro trabajo es encontrar la estética de cada película”, refirió la directora de fotografía de “Las niñas”, que se estrenará en salas bolivianas el próximo 21 de abril. 

La cineasta de 40 años, quien también estuvo a cargo de la fotografía de “Hospital obrero” (2009) de Germán Monje y “Los viejos” (2011) de Martín Boulocq, coincidió con Paniagua, tanto como compañera de estudios como de trabajo. Ambos, cuentan, estudiaron en la Escuela de Cine y Artes Audiovisuales (ECA); después Cajías siguió su carrera en la Escuela Internacional de Cine y Televisión en Cuba y Paniagua en la Universidad del Cine de Argentina. Se volvieron a ver en el rodaje de “Hospital obrero”, donde Paniagua fue el foquista de Cajías. 

EXPERIENCIA EN FILMES

Eguino contó que después de haber estudiado en el Film Institute de Estados Unidos, se unió a Jorge Sanjinés, Óscar Soria y Ricardo Rada — quienes ya habían filmado “Ukamau” — para realizar “Yawar Mallku” (1969); Sanjinés se encargaría de la dirección, Soria del guion, Rada de la producción y él de la fotografía. “Fue una primera experiencia para mí. Tenía escasos objetivos, unos tres y uno se llegó a perder, era precario el tema del equipo, no tenía luces profesionales, entonces improvisaba con lámparas, pantallas o focos de corriente”. 

Recordó que, en la época de filmar en cinta, de manera analógica, se rodaba “a ciegas” y que ahora se pueda ver en tiempo real lo que se está filmado es “uno de los grandes saltos tecnológicos en el cine”. Complementó: “Era un conflicto terrible, porque no sabías si había salido tal cual estaba planificado, porque el resultado de lo que rodábamos el día uno lo veíamos recién el día 30, por los temas de aduana y burocráticos que nos tomaba tiempo”.

Pero justamente el hallar soluciones inventivas y resolver situaciones provocadas por el presupuesto es una de las partes de su trabajo que más valoran los tres directores de fotografía. “La falta de recursos te obliga a que te la juegues más”, apuntó Cajías. “Tenemos menos miedo a probar cosas, siento que eres más valiente y cuando tienes todo a tu disposición, todos (los productos) se parecen”, continuó. 

A Paniagua tampoco le interesa trabajar en un cine donde las películas son “productos empaquetados”, y se “involucró mucho” en los largometrajes de los que hizo parte; “no solo es una experiencia cinematográfica, sino de vida. En ese proceso largo hay mucho diálogo, mucha reflexión sobre lo que estamos haciendo, muchas referencias que nos permiten tener una comunicación que nos ayuda a entendernos, no solo con palabras, sino con imágenes”, comentó haciendo referencia a su trabajo con Kiro Russo, que se remonta desde 2010 con los primeros cortometrajes que grabaron y continuó con “Viejo Calavera” y “El Gran Movimiento”.

“Creo que ambos largos son la continuidad de un largo trabajo que venimos haciendo con Kiro. Hablar de esas películas es hablar de un proceso que todavía no ha terminado y se está desarrollando”.