Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:06

ENTREVISTA A LA DIRECTORA DEL FILME, CATALINA RAZZINI

‘Cuidando al sol’, nuevo capítulo de Yumani en historia de cine boliviano

La mística y atmosférica población que se emplaza en la Isla del Sol, a las orillas del lago Titicaca, juega un rol fundamental en este filme boliviano que se proyecta en salas. 
La directora Catalina Razzini junto a sus dos jóvenes protagonistas, María Belen Callisaya y Katherine Choque.              PUCARA FILMS
La directora Catalina Razzini junto a sus dos jóvenes protagonistas, María Belen Callisaya y Katherine Choque. PUCARA FILMS
‘Cuidando al sol’, nuevo capítulo de Yumani en historia de cine boliviano

Yumani es una pequeña comunidad, de unos 2.500 habitantes, que descansa sobre las orillas del lago Titicaca, en la Isla del Sol. Su mística atmósfera, justificada por la gran cantidad de restos arqueológicos encontrados en el territorio, acompañado de unos oníricos paisajes, han llevado en el pasado a los cineastas Jorge Sanjinés (con “Ukamau”) y Francisco Ormachea (“Ajayú”), a ubicarlas como escenarios de sus respectivos filmes. 

Casi 30 años después, la cineasta Catalina Razzini continúa la peculiar historia cinematográfica de la comunidad con “Cuidando al sol”, su ópera prima que se proyecta en las salas de cine de todo el país. Sin duda, captura toda la belleza visual de Yumani, a través de aquella luz pálida que atraviesa la pantalla, pero también continúa con el legado de esa locación y el cine, haciendo trabajo o siendo gestionados por las personas que trabajaron en los filmes anteriores.

Compartimos una entrevista con la directora en la que comenta sobre la recepción de su película en Bolivia, algunas anécdotas del proceso de producción y su trabajo con los actores naturales, entre otros temas. 

P: ¿Qué se siente al estrenar la película en el país? ¿Cómo viste las primeras reacciones del público?

R: El martes fue la premier con el equipo y con la gente que nos acompañó en el proceso. Fue una proyección maravillosa, también había público que compró sus entradas para acompañarnos. Fue una proyección llena de energía, estábamos muy contentos, se notaba mucha alegría, cariño por la peli, a la gente le gustó y estaban haciendo comentarios favorecedores. Ya con el estreno, tuve las oportunidades de ir a una de las funciones en La Paz para tener un conversatorio al final, con los tres niños protagonistas. Ha tenido una recepción buena, inesperada, pensábamos algo diferente, pero teníamos casi el 50% de la sala llena lo cual nos llena de emoción pensando en estas épocas pandémicas y carnavalescas. 

P: ¿Cuáles eran las principales inquietudes del público que pudiste notar en ese diálogo en sala?

R: Un poco las preguntas iban relacionadas a la naturalidad de la actuación de nuestros tres niños. Hemos estado conversando nosotros cuatro (con los tres actores) cómo fue la preparación, su elección, su trabajo para imbuirse dentro del guion, cómo lo han podido realizar, cómo se han sentido actuando por primera vez. Curiosidades del público siempre tienen que ver con el título, los modos de producción y la cantidad de tiempo que nos tomó realizar el filme. 

P: En cuanto a tus muy jóvenes actores naturales, ¿cómo llegaste a ellos?

R: Maria Belen Callisaya, que es la protagonista, Katherine Choque y Erick hicieron un proceso de casting en la escuela. Nuestra directora de casting, Yara Gutiérrez, fue curso por curso, familia por familia, hablando y conociendo a los chicos que rondaban las edades que nosotros necesitábamos, haciendo distintas pruebas de cámara, de guion, de formas de expresión, de hablar, de presencia en las cámaras, de desenvolvimiento ante las preguntas y consignas que se les daba. Es ahí que María Belén en casi una primera ronda de casting se nos hizo presente con esa personalidad tan potente que tiene, es una niña muy dada, pero muy fuerte en sí misma. Le hicimos varios callbacks para ir trabajando distintos tipos de emociones. Con Erick ha sido un poco distinto, también lo fuimos llamando junto a otros chicos del casting, lo maravilloso de él, lo que nos compró fue sus ganas, se aparecía con los diálogos aprendidos y estaba decidido en aparecer en la película, porque le interesaba mucho hacer eso, ante esa voluntad tan inminente de un niño de 12 años no hay mucho que puedas objetar. Con Katherine, nuestra menor, tenía seis años en ese momento (del rodaje), fue distinto porque la iba conociendo en los viajes que iba, desde que tenía 4, 3, años. Ya en un viaje posterior, mi productora viajó, la vio y le conquistó su corazón. Le pedimos a Yara que la busque y le haga las pruebas, al ser pequeña tenía dificultades de concentración, de moverse ante las cámaras, pero hemos trabajado con ella y desde que entendió, asumió cuál era su rol ahí. 

P: ¿Cómo se sintió llevar a la comunidad una forma de narración que es el cine y con el que tal vez no estén acostumbrados?

R: Ha sido muy interesante y motivador desde el momento que fuimos a la comunidad a plantear todo esto. Yumani tiene en su historia un par de películas previas, esta es específicamente la tercera, casi a lo largo de 40 años, la primera es “Ukamau” de (Jorge) Sanjinés, la segunda “Ajayú” de los 90s, dirigida por Francisco Ormachea. Sin embargo, a pesar de haber pasado tanto tiempo desde que la comunidad se vio envuelta en un rodaje, había mucha gente, obviamente ya adultos y adultos mayores, que se acordaban cómo había sido, cómo habían vivido en la comunidad esos procesos. Esa gente nos abrió muchas puertas, la comunidad nos recibió con cierto reparo al inicio, pero comentándoles, hablando de lo que se trataba, y no sea solo ir y filmar, sino generar comunicación entre nosotros, al final toda la comunidad se vio involucrada. Nos hemos comprometido tanto nosotros como ellos a muchísimos niveles, creo que ha sido de las cosas más gratificantes. 

P: ¿Tenías bien definida la idea de cómo querías que luzca la película visualmente y con qué cámaras fue filmada? 

R: Yo tenía una idea muy establecida antes de entrar al rodaje, es lo que conversé con mi director de fotografía que era la intención de manejar esta luz dura, andina que tenemos de 4.200 metros de altura que suele ser compleja para manejar en lo audiovisual, me interesaba no ocultarla, sino mostrar lo que podía ofrecer. En cuanto a los colores, las texturas y la puesta en escena lo tenía como bastante claro, quería trabajar con planos secuencias, y no con plano-contraplano, para tener este lenguaje natural que trataba de construir, un lenguaje más simple, que tenga la posibilidad de explotar las emociones más que lo artificioso. Cuando se lo comuniqué a mi director de foto, creo que nos entendimos muy bien y a partir de esa conversación y juntos ya en el lugar hemos ido terminando de armar y concretar toda esta propuesta. Era una luz que Santiago la veía por primera vez y a través de los ensayos, viendo los movimientos internos de nuestros actores, generó este distinto manejo de planos, construyendo acciones que suceden simultáneamente en un mismo cuadro. He tenido la fortuna de trabajar con este increíble director que tiene una sensibilidad maravillosa y un nivel de empatía que sin eso no lograríamos. 

Hemos filmado con cámaras Abyss con lentes anamórficos, de 2.35, un formato que no es tan común.

P: ¿Cómo empezó tu carrera cinematográfica? ¿Qué tienes proyectado ahora?

R: Empecé a hacer mis primeras cosas en el colegio, en el taller audiovisual. Quería estudiar cine, teatro, pero no tenía las posibilidades porque en La Paz no existía una formación académica establecida, decidí entonces estudiar literatura en la Universidad Mayor de San Andrés, en mitad de mi carrera se abrió la posibilidad de este programa de cine que convocó la Universidad Católica Boliviana a la que postulé y tuve la suerte ser aceptada. Terminando ambas carreras, comencé a trabajar en el ámbito cinematográfico, como asistente de producción o asistente de dirección en cortometrajes, publicidades, videoclips y ahí decidí especializarme y estudié una maestría en guion y dirección en España. A mi vuelta, me metí al medio, primero haciendo de asistente de dirección y script, que son mis dos especialidades, antes de dedicarme a hacer lo mío propio. En realidad, fue un proceso paralelo, porque es un trabajo largo de escritura, de financiamiento, de encontrar todas las condiciones para que esta película pueda salir adelante. He trabajado antes en varias películas en estos roles que te cuento, eso ha sido un poco la escuela y lo que me permitió afirmarme. Tengo un par de proyectos que todavía no están en una etapa madura o elaborada, en cuanto terminemos la locura de estos días ya terminaré de asentar mis ideas.