César Jordán, uno de los artistas modernos más importantes de la historia de la plástica nacional, ha llegado al país desde París después de tres años para llevar a cabo su muestra retrospectiva “Virtuales y analogías”, que recorren 40 de los 60 años de producción artística. 

La exposición ya fue montada el mes pasado en el Espacio Simón I. Patiño en La Paz y ahora será el turno de Cochabamba, donde será emplazada en la galería Casa Toscana (calle Santiváñez entre Junín y Ayacucho), desde hoy jueves hasta el 11 de agosto. Una versión virtual se mantendrá hasta el 30 de septiembre, disponible en el sitio web kunstmatrix.com/en/casa-toscana-art-gallery.

Son 24 obras que forman un panorama de la contribución de Jordán a la plástica nacional, desde sus primeros aportes al arte óptico-cinético hecho en el país durante la segunda mitad del siglo XX — el otro principal referente es Rudy Ayoroa (1927-2003) — hasta sus actuales figuras análogas y su regreso a la pintura en movimiento, pasando por su minimalismo o figuración abstracta. Hay piezas producidas desde la década del 80, hasta algunas realizadas este año. 

“A mediados de los años 70 y progresivamente ha habido un proceso evolutivo que me ha conducido a hacer obras, primero abstractas, geométricas, luego orgánicas hasta llegar al figurativo y luego a las formas análogas, y actualmente estoy retomando el arte cinético, óptico, porque es una corriente que ha entrado nuevamente en Europa con bastante fuerza, ya no como una forma innovadora de manifestar un arte, sino como una tendencia establecida como decir arte abstracto, arte geométrico”, expresó Jordán.

ARTE DE VANGUARDIA EN BOLIVIA, AYER Y HOY Jordán contó que sus primeras influencias en el arte cinético-óptico vinieron con una muestra que visitó en sus primeros años en París, en la década del 60, que reunía a artistas que buscaban representar el movimiento, como el venezolano Jesús Rafael Soto (1923-2005), el argentino Julio Le Parc (1928) o el brasileño Abraham Palatnik (1928-2020). “Me basé en los conceptos y preceptos que tenía el manifiesto amarillo, donde se pregonaba con romper con las dos dimensiones, el movimiento, el desplazamiento del espectador frente a una obra”, expresa Jordán.

En cuanto a su opinión frente al arte de vanguardia en Bolivia, cree que existen “excelentes acuarelistas en Cochabamba” y “talentosos dibujantes en El Alto, pero reproducen una realidad cotidiana, su entorno. “Pintan cosas que son el cotidiano, porque el arte, sobre todo, es creación y provocar emociones, y creo que se puede lograr de muchas maneras, sin necesidad de reproducir lo que habitualmente conocemos”, finalizó.