Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:52

Bolivia cuestiona subasta de piezas milenarias en París

Diplomáticos del Estado Plurinacional y seis países latinoamericanos elevaron un pronunciamiento conjunto denunciando la venta del legado precolombino.
Algunas piezas que están a la venta, al menos 85 pertenecen al patrimonio cultural mexicano./ MILLON ET ASSOCIE
Algunas piezas que están a la venta, al menos 85 pertenecen al patrimonio cultural mexicano./ MILLON ET ASSOCIE
Bolivia cuestiona subasta de piezas milenarias en París

Los gobiernos de Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Panamá y Perú reclamaron, mediante sus embajadas en Francia, por una subasta de piezas de orfebrería precolombina realizada ayer en París, por ser una de las varias prácticas “de comercio ilícito” que “socavan el patrimonio, la historia y la identidad”.

Denominada “Los Imperios de Luz (IV) Colecciones Privadas Europeas de Arte Precolombino”, la actividad fue organizada por la casa Millon et Associés.

“Objetamos en los términos más enérgicos la venta de estos objetos y hacemos un llamado público para detener estas transacciones”, manifestaron en conjunto las cancillerías de los países implicados, en un comunicado. En su página de internet, la casa de subastas Millon et Associés ofrece un centenar de piezas de arte indígena maya y de culturas ancestrales andinas del norte de Sudamérica.

“Deploramos que, una vez más, se mantengan prácticas de comercio ilícito de bienes culturales que socavan el patrimonio, la historia y la identidad de nuestros pueblos”, manifestaron las embajadas.

En el mensaje, los representantes aseguraron que las subastas solo estimulan el “saqueo” y “tráfico ilícito” de bienes en manos de delincuentes organizados; y son un atentado contra la “arqueología moderna”, porque estimulan las “excavaciones ilegales”.

También acusaron a este tipo de prácticas de privar a las culturas de donde son extraídas de su pasado artístico; de “menoscabar” la cooperación global para proteger y conservar este “patrimonio cultural”; de socavar la “integridad de las culturas”; y de ser el punto de partida del “mercado de falsificaciones”.

Finalmente, pidieron a los custodios devolver los objetos por voluntad propia a “su lugar de origen” para estudiarlos en su contexto, como “elementos de la memoria viva de los pueblos latinoamericanos”.