Es bien sabido que la industria del espectáculo será una de las últimas en retomar sus actividades. Sin embargo, como principal alternativa, respetando el distanciamiento social, ha renacido el autocine, surgido en Estados Unidos y que alcanzó un auge mundial a finales de la década del 50 y principios del 60.

Está modalidad de ver películas dentro de un auto, en un enorme garaje y sintonizando el audio por FM está teniendo un boom en el mundo entero por la pandemia de la COVID-19. “El autocine pareciera estar hecho para el coronavirus”, dijo el dueño de la cadena de autocines MADRID RACE en una entrevista para la Vanguardia.

El propietario espera que Madrid entre en la fase uno de desescalada de España para reabrir su negocio y abrir sucursales en otras ciudades. “La gente va a seguir buscando entretenimiento fuera de casa, pero con distancia social”, afirmó entusiasmado. 

Las mismas ansias la tienen los dueños del Terranova, el primer autocine en Bolivia y el segundo de Latinoamérica, quienes esperan que la cuarentena se flexibilice en el país y puedan llevar adelante su reapertura. Uno de los propietarios, Karim Balcázar, indicó que, debido a los rodajes en pause y postergación de estrenos, apuntarán a la proyección de películas de culto y clásicas que marcaron la historia del séptimo arte. 

“Vemos una oportunidad fantástica para recordar muchas de las mejores películas de la historia y volver a traerlas a la pantalla grande. Muchos jóvenes amantes del cine no pudieron experimentar ciertas obras maestras del cine porque se estrenaron hace décadas y es por ello que el autocinema Terranova verá la forma de poder brindar nuevamente esas oportunidades de forma segura”, contó.

El Terranova, instalado en el municipio de Tiquipaya, tuvo su inauguración en marzo del año pasado y no abre desde diciembre, cuando decidieron tomarse vacaciones. Después, a principios de este año, buscaron trasladarse a un lugar “más céntrico”, pero la pandemia impidió llevar los planes adelante. Ahora, preparan su vuelta con todos los protocolos y medidas de seguridad, según prometió Balcázar. 

El caso de referencia más claro de este nuevo éxito se encuentra en Alemania. En el país europeo, los autocines han doblado su número. Según los medios locales, a lo largo de la pandemia, se ha pasado de unos 20 en todo el territorio nacional a casi 50.

Otro caso relevante se dio en Irán, uno de los países más castigados por el coronavirus. El fenómeno es allí completamente nuevo. Este tipo de cine estaba prohibido desde el estallido de la Revolución Islámica en 1979; sus defensores sostenían que el invento concedía demasiada privacidad a las parejas jóvenes no casadas.