La última vez que la ministra de Culturas y Turismo, Martha Yujra, apareció de forma pública para brindar una conferencia de prensa fue en febrero, después de los casos de corrupción que involucraron a un funcionario de su cartera. Es una observación realizada por periodistas y miembros del área cultura, quienes evidencian la ausencia de canales de comunicación para acceder a la entidad del Gobierno.

“Hay un descontento general por la difusa y casi nula capacidad del Ministerio (Cultura) de generar canales de comunicación. Si los gremios, asociaciones y demás formas de articulación no ejercieran presión no habría forma de llegar o por lo menos que se escuchen las demandas sectoriales”, afirmó la gestora y productora Amalia Canedo.

La misma preocupación aqueja al escritor Gabriel Mamani Magne, a quien el Ministerio le debe más del 40% del monto ganador del Premio Nacional de Novela. “No existe una intención por parte del Ministerio de fortalecer la comunicación con el sector literario”, refiere.

En cuanto al rubro cinematográfico, que exige plazos concretos para el anuncio y desembolso del Fondo de Fomento al Cine y Arte Audiovisual Bolivianos y el pago de la cuota del programa de Ibermedia, debería ser la Agencia de Desarrollo del Cine y Audiovisuales Bolivianos (Adecine); sin embargo, la relación entre la entidad y el Ministerio de Culturas no es conveniente; así lo demuestra el comunicado de la Coordinadora del Audiovisual Boliviano (CAB) que pide “respetar la institucionalidad del Adecine”.

Por su parte, el Ministerio publicó en su página de Facebook que realizaba reuniones con representantes del sector, para conocer sus demandas ante la situación de crisis por la postcuarentena del coronavirus. No obstante, el cineasta Álvaro Olmos, indica que en el área cinematográfica, se escogieron directores de manera “aleatoria, desconociendo a las agrupaciones organizadas y desconociendo al Adecine”.

“No contaban con que los cineastas contactados divulgaron el hecho, alertando una comunicación particular y no con el sector, que en ese momento se declaró en emergencia porque conoció las intenciones de la ministra”, afirmó Olmos. 

El mismo problema atraviesa al sector literario. Mamani contó que el Ministerio se contactó a través de zoom con actores “poco representativos”. “En La Paz se habló con un escritor autopublicado, con actividad nula, me pareció una decisión triste y peligrosa. No hubo comunicación con las editoriales”, explicó.

Del mismo modo, los periodistas, a través del grupo de WhatsApp creado por el equipo de comunicación del Ministerio, piden acceso a la Ministra. Los datos que revela esta cartera para la prensa se realizan a través de notas de prensa, comunicados y preguntas escritas.