Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 23:54

URBANIZACIÓN Y MEDIO AMBIENTE

Sobrevivientes: los árboles de la Llajta que son abrazados por el urbanismo

Con callado vigor, solemnes ejemplares se aferran al suelo qhochala, auxiliados a veces por ciudadanos que adaptan sus edificaciones para evitar que estos sean sacrificados.
Un árbol atravesado por rejas, cerca del estadio Félix Capriles. / DICO SOLÍS
Un árbol atravesado por rejas, cerca del estadio Félix Capriles. / DICO SOLÍS
Sobrevivientes: los árboles de la Llajta que son abrazados por el urbanismo

“Si hay un obstáculo, derríbñalo”. Uno de los axiomas modernistas más usados por la manía urbanizadora para dar luz ‘verde’ a desacertadas intervenciones como la tala indiscriminada de árboles y su consecuente afectación al ecosistema al interior de las ciudades.

Pero lamentablemente, operaciones aparentemente menos agresivas también podrían estar amenazando su supervivencia.

En palabras de Mario Vagner Jaldín, arborista boliviano certificado por la Sociedad Internacional de Arboricultura (ISA, por sus siglas en inglés), “muchas actividades que el hombre desarrolla alrededor del árbol pueden reducir el tiempo de vida de los árboles y acelerar su proceso de envejecimiento”.

Un molle derribado que está retoñando por la avenida Tadeo Haenke. / DICO SOLÍS
Un molle derribado que está retoñando por la avenida Tadeo Haenke. / DICO SOLÍS

Acciones como la compactación del suelo en la zona de las raíces, anillamientos, desmoches, y la reducción de su área de infiltración de agua son algunos ejemplos.

Sin embargo, contrasta el experto, “hay personas que deciden modificar de forma creativa la construcción de una obra y preservar el árbol”.

Y algunas construcciones en Cochabamba evidencian justamente eso. 

Está una florería de la zona del mercado Ingavi, atravesada por las ramas de una imponente palmera que probablemente vio a este pedazo de la Llajta cambiar su población de maizales y molles a viviendas y aceras. “Bravo por los dueños de casa que respetan a su palmera”, comentó un usuario tan conmovido que tomó una fotografía socializada en Facebook.

Un muro adecuado a la rama de un árbol, por la zona norte. /  DICO SOLÍS
Un muro adecuado a la rama de un árbol, por la zona norte. / DICO SOLÍS

No muy lejos, sobre la calle Manqo Inka, a pasos de la avenida Simón López, un taller acomodó su mobiliario a las celosas ramas de un antiguo árbol de pacay.

Otra ciudadana identificó una edificación hacia el este de la ciudad, sobre la calle Jacinto Anaya. “Por acá hay una rama de molle saliendo por el muro, los dueños le hicieron un espacio al muro para no cortar la rama”, apunta.

Con todo, por más ayuda que reciban de los humanos, es la voluntad de estos soldados de la tierra la que define su persistencia.

“Que sobrevivan a las adversidades generadas por el hombre es un ejemplo de la resistencia que tienen los árboles”, destaca Vagner. 

En condiciones naturales, asegura, pueden vivir —según la especie— entre “cientos a miles de años”, espectro que se reduce a 60 en las urbes. Pero, y este es un gran ‘pero’, este tiempo puede prolongarse bajo condiciones alcanzables con el asesoramiento profesional de arboristas.

Una caseta de flores que se construyó con una palmera dentro. / DICO SOLÍS
Una caseta de flores que se construyó con una palmera dentro. / DICO SOLÍS

“Tenemos los conocimientos, técnicas y herramientas para preservar árboles, pero para que sea efectivo se requiere un trabajo multidisciplinario  junto a otros profesionales como arquitectos paisajistas, urbanistas, ingenieros y constructores”, explica, añadiendo que este tipo de trabajos se logró, por ejemplo, en la entrada principal de la ex casona Bickenbach.

“¿Qué otra cosa es un árbol más que libertad?”, preguntaba Gustavo Cerati en “Raíz”, ese místico tema de su álbum Bocanada (1999) dedicado a un amor bien aferrado a su fuente vital, uno que, como algunos gigantes verdes de Cochabamba, nunca será arrancado totalmente.