Atravesar la puerta del Centro de Custodia de Fauna Silvestre de la organización Senda Verde, ubicada a 80 kilómetros desde la ciudad de La Paz, toca el corazón hasta del insensible. 

Se preguntarán el por qué. La respuesta es sencilla: la esperanza de una vida mejor para los animales silvestres que fueron víctimas del tráfico ilegal, maltrato o destrucción de su hábitat es posible.

El guía, Miguel Martínez, detalla que la población total actual en el lugar es de más de mil individuos de 64 especies entre reptiles, aves y mamíferos. 

En el área de aviario, por ejemplo, existen 24 especies entre loros, parabas y pericos. Allí hay una paraba de frente roja rescatada cuya ala derecha está quebrada. Su población está en peligro de extinción crítico por su reducida población de individuos en Bolivia. 

La visita sigue por sendas donde se ven monos que cuelgan de los árboles, chillan y se acercan. En un rincón, una joven voluntaria hace de mamá sustituta de tres monos aulladores que le rodean el cuello, la abrazan y no la dejan sola.

Más adelante, la atención se centra en el oso jucumari Targus, rescatado al igual que dos pequeños de su misma especie, otro oso ya mayor y Ajayu. 

También hay jaguares, cuya población está en declive y es víctima de la pérdida de hábitat y del tráfico de sus partes.

Hace 19 años, Senda Verde nació bajo la dirección de Victoria Ossio y su esposo Marcelo Levi como un centro de hospedaje con el objetivo de trabajar el turismo educativo. 

Pero se transformó en lo que es hoy: un centro de referencia de custodia de animales silvestres en Bolivia emplazado en 12 hectáreas de terreno que ya no dan abasto.

Si desea conocer más acerca de Senda Verde, puede visitar la página http://sendaverde.com/.