Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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ALGUNOS COMUNARIOS HACEN DE VIGÍAS

Ruta al oriente en el Trópico sigue “sin ley” a un mes de la crisis

Los destrozos en retenes y postas policiales del Trópico reflejan la violencia con que fueron vandalizados.
Destrozos en el retén de la zona de Aguirre. Dico Solís
Destrozos en el retén de la zona de Aguirre. Dico Solís
Ruta al oriente en el Trópico sigue “sin ley” a un mes de la crisis

La presencia policial entre el municipio de Sacaba y más allá del límite con Santa Cruz, Yapacaní, por más de 300 kilómetros que conectan a una docena de poblaciones, es nula. 

La sensación de inseguridad ante la falta de un referente de legalidad es una constante para el visitante que debe poner el doble de cuidado en su camino y para su permanencia.

Mientras tanto, los lugareños aún se resisten a su presecia después de los conflictos que provocaron los  enfrentamientos con las fuerzas del orden a raíz de las elecciones del 20 de octubre y la renuncia del expresidente Evo Morales.

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“Qué policía. Aquí no queremos policía”, responde una de las vendedoras de pescado en Colomi.

En los retenes, el cobro de peaje volvió a la normalidad, pero lo que corresponde al control policial, desde la verificación de la licencia hasta cualquier seña que lleve a poner en riesgo la libre circulación, sigue ausente.

Las infraestructuras de la Policía, desde donde atendían a la población, todavía tienen los rastros de la violencia. El olor a quemado emana de los escombros y el ruido de los vidrios que se aplastan a cada paso en el piso es una constante. No queda nada que sirva.

En Aguirre, los cimientos del retén, en la carretera, están a punto de colapsar por los destrozos que, al parecer, fueron provocados por dinamitas. Los fierros sobresalen de los pilares de cemento.

Colomi está a la deriva y así quiere permanecer, por lo menos esa es la decisión de la mayoría de sus pobladores. Aún no sienten la necesidad de tener protección o resolver sus conflictos a través de las leyes.

Locotal, la tranca de Umopar es estratégica para evitar el ingreso o salida de productos ilegales y personas sospechosas. Ahora, tiene personal disminuído y no se siente su presencia. Son dos o tres miembros de la fuerza antidroga. En este puesto antes eran entre 5 y 7 policías. Todos los autos se detenían para el control respectivo, pero ahora ese trabajo se da en la medida de sus posibilidades.

En Paracti, ruta hacia la tranca de Villa Tunari tres muñecos con vestimenta de policía “yacen” a un lado de la vía con las sogas amarradas al cuello.

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El sentimiento de miedo aflora. En las paradas, es incoherente, pero se siente el control. Esa vigilancia de la mirada de los pobladores desde que bajas del vehículo. Una vigilancia de los pasos hasta que dejas el lugar. Su edificio policial también muestra desolación por los destrozos y las quemas. 

En el límite con Santa Cruz, solo el control de peaje está presente y la situación se repite. 

Ya en territorio cruceño, en unas oficinas atacadas por la intolerancia, desde hace dos semanas hay presencia policial. Sin embargo, la tensión entre los pobladores y la resistencia a ver un extraño continúa.

No es fácil ser turista en este tiempo. Hay susceptibilidades y miedos que dejan las calles vacías por las noches, hoteles sin clientes y restaurantes en los que prácticamente ruegan para vender un plato de comida.

REPLIEGUE El 11 de noviembre, el comandante Departamental de la Policia de Cochabamba, Jaime Zurita Trujillo, informó que los policías de las unidades de Villa Tunari, Shinahota y Bulo Bulo fueron replegados luego de que se registraran saqueos y quemas por parte de vecinos y grupos afines al Movimiento Al Socialismo (MAS).

“En el Trópico han sido amenazados (los policías) porque es el bastión del partido que ha renunciado. Por eso han sido replegados. Han quemado las unidades, son bienes públicos”, dijo Zurita en contacto con un medio televisivo.

En redes sociales, circularon imágenes que reflejaban la furia de los vecinos del Trópico, mientras atacaban la unidades policiales quemando documentos y parte del mobiliario.

Después de la zona del Trópico, al menos seis municipios cochabambinos quedaron sin resguardo policial debido a los fuertes enfrentamientos entre los comunarios afines al MAS y los miembros de la institución verde olivo.

La vicepresidenta de la Asociación de las esposas de los policías, Celia Cárdenas denunció, el 23 de noviembre,  que más de 100 efectivos policiales se encontraban en el lugar desde el inicio de los conflictos, algunos incomunicados, y los dirigentes los tienen amenazados si salen por provisiones.

RETORNO En una entrevista con Red Uno, el subcomandante departamental, Franz Sellis, indicó que se esta reuniendo las condiciones de seguridad y de negociación necesarias para lograr el retorno de los efectivos policiales a la zona del Trópico.

Sellis enfatizó en que la prioridad es precautelar la seguridad de ambas partes, tanto de los comunarios como de los efectivos y que se evitarán nuevos enfrentamientos.