Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Ritmo, alegría, color y tradiciones marcan la primera parte del Corso de Corsos; resta mitad de fraternidades

El color, los cascabeles y el folclore retornan a Cochabamba, luego de tres años. Al promediar las 14:30, casi 30 agrupaciones de danzarines pasaron cerca del palco de las autoridades.

Ritmo, alegría, color y tradiciones marcan la primera parte del Corso de Corsos; resta mitad de fraternidades

El disfrute en conjunto, el sonido de las zampoñas, las quenas, la emoción de los bailarines, el color de los trajes típicos y, también, la aglomeración han marcado la primera parte de la jornada del Corso de Corsos en Cochabamba.

El evento regresa luego de tres años: dos, por causa de la pandemia, y uno, tras el desastre y la mazamorra en Tiquipaya.

Los aplausos del público se dejan sentir. Las familias, situadas en las sillas que rodean el recorrido que siguen las fraternidades, observan con atención a las agrupaciones y a las bandas. Si bien es cierto que la mayoría de los bailarines traen consigo mascarillas o barbijos, preservando así las medidas de bioseguridad, también es verdad que hay otros danzarines que aparecen caminando entre la muchedumbre sin dichos elementos.

El clima acompaña. El cielo, con algunas nubes dispersas, hace que la tarde sea agradable.

Hasta las 14:30, aproximadamente, han pasado cerca del palco de las autoridades alrededor de 30 fraternidades. Teniendo en cuenta que se han anotado más de 70, resta aún que baile más de la mitad, por lo que se prevé que el Corso acabe entrada la noche.

Wititis Cochabamba pasó cerca del palco a las 14:15 y es la agrupación número 29. Tinkus San Simón ocupa el número 63.