La historia de K’ara K’ara se replicó en Quillacollo. Los vecinos de Cotapachi, zona donde está emplazado el botadero de ese municipio del Valle Bajo, cerraron el paso al depósito de desechos y aceptaron reabrirlo a cambio de ciertas obras barriales.

Ayer, los lugareños consiguieron su cometido y el conflicto ingresó en un cuarto intermedio. La Municipalidad activó dos cuadrillas para limpiar casi 800 toneladas de desechos que se acumularon en la ciudad.

EN DETALLE

El vertedero estaba tomado desde el sábado pasado y las consecuencias medioambientales eran evidentes: las calles de Quillacollo estaban convertidas en basurales.

La ciudadanía se desplazaba por las aceras sorteando desperdicios y cubriéndose la nariz para evitar el olor nauseabundo que desprendían. Los perros escarbaban los cúmulos de desechos y los esparcían, agravando aún más el foco de infección que existía.

Hasta ayer, Quillacollo tenía cerca de 800 toneladas de basura acumuladas en vías y otros espacios públicos, confirmaron desde la Empresa Municipal de Aseo de Quillacollo (EMAQ).

Cada día esta empresa recogía, en promedio, 151 toneladas de basura del municipio. Hasta el jueves, esos desechos estaban regados por las calles.

El personal municipal optó por compactar la basura mientras el conflicto llegaba a su fin, pero ayer EMAQ colapsó, “nuestros camiones están llenos”.

El titular de esa repartición municipal, Ruddy Valverde, confirmó que intentaron limpiar las vías, pero no podían restablecer el servicio domiciliario de recojo de basura.

CAUSAS

Valverde explicó que comunarios de Cotapachi cerraron el botadero la madrugada del sábado pasado.

La gente de ese sector exigía el mantenimiento de vías y alumbrado público a cambio de abrir el depósito. Hubo un proceso de mediación largo porque los comunarios aprovecharon la situación para pedir “otras cosas”.