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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Quinua tropical: UMSS pasa a etapa de producción de semillas en Tarata

A priori, los investigadores tienen la hipótesis de que este grano “es exactamente lo mismo” que el del altiplano y que no varía la calidad nutritiva; solo es más pequeño.
Panojas de quinua forrajera y un puñado de una de las 10 variedades de quinua. NOÉ PORTUGAL
Panojas de quinua forrajera y un puñado de una de las 10 variedades de quinua. NOÉ PORTUGAL
Quinua tropical: UMSS pasa a etapa de producción de semillas en Tarata

Hay quinua de tonos negros, lilas, amarillos, blancos. Es conocida como “el grano sagrado de los incas”, y ahora busca potenciar su producción en zonas tropicales.

Es paradójico que, en Bolivia, país productor de quinua, su consumo no sea frecuente. Sin embargo, esto se debería a los elevados costos de la quinua real, cuyo fin es el de exportación. Ante esta situación, investigadores de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) de Cochabamba desarrollaron en años un proyecto para la producción de quinua en zonas tropicales, lo que apunta a un producto con costos menores para el consumidor final. En ese cometido, ya tienen tres años con cultivos de decenas de hectáreas en Santa Cruz, y ya ingresan a la segunda etapa: la producción de semillas, que se hace en una especie de huerto madre en Tarata, región Valles.

Los investigadores del Centro de Biotecnología y Nanotecnología (CByN) de la UMSS, quienes impulsan este proyecto, son Esther Lolita Rojas Varas, Franz Gutiérrez Ferrufino y Jorge Antonio Rojas Beltrán. También son parte de este equipo los productores cruceños que aceptaron el reto de la innovación.

En Bolivia, la quinua real se produce en el altiplano. En los valles están las quinuas menos conocidas, en Cochabamba en zonas como Punata, Cliza, Anzaldo; son quinuas que se cultivan más para autoconsumo y hay poco para la venta.

De forma tradicional, la quinua se cultiva de 2 mil metros sobre el nivel del mar para arriba. Lugares como Santa Cruz, El Chaco y otras están a una altura de entre 200 y 400 metros. Los investigadores apuntaron a zonas así, no tradicionales, con características de humedad y temperaturas altas, para el cultivo de quinua.

El investigador Rojas trabaja hace 21 años con lo referido a la quinua. El tema de la quinua tropical ya tiene 11 años.

La quinua real, que se cultiva en el altiplano, cuesta entre 30 y 45 bolivianos el kilo. Las quinuas de los valles son más baratas, alrededor de 15 bolivianos; pero, son todavía costos mayores a alimentos como el arroz.

Rojas explica que el costo de producción en el altiplano es alto, lo que se justifica porque tienen buenos precios en el mercado internacional. Sin embargo, esos costos llegan a ser prohibitivos en Bolivia.

“La única manera de consumir nosotros (la quinua) es que se produzca en zonas extensivas, a bajos costos, como en Santa Cruz”, dice el investigador.

“En el futuro se puede vender esa misma quinua a mercados de exportación, no para hacer competencia a la quinua real porque ya tiene su mercado, y es de calidad insuperable. Pero, hay otro mercado que se ha generado, el de los productos procesados, que no les interesa qué tamaño es el grano, sino que sea quinua”, añade.

Sobre las propiedades, todavía no se hicieron los ensayos para compararlas con las de la quinua del altiplano. Sin embargo, a priori, los investigadores tienen la hipótesis de que “es exactamente lo mismo” y que no varía en calidad nutritiva.

“Lo que sí va a variar es el tamaño de grano. Son más pequeños (los del Trópico)”, sostiene Rojas, mientras expone un puñado de quinua.

10 DE 150 VARIANTES

El programa comenzó con pruebas de variedades de quinua en las condiciones extremas del Trópico de Cochabamba.

“Todo el mundo se reía. Decían: ‘Cómo van a cultivar quinua en el Chapare, es una locura, es como llevar plátanos al altiplano’. Pero, nosotros sabíamos que podíamos adaptar”, recuerda Rojas.

En esa región la quinua “sufrió”, pero algunas prosperaron, resistieron.

Luego, las pruebas se trasladaron a Santa Cruz, donde las condiciones menos extremas fueron más favorables.

El CByN de la UMSS partió en este plan con una colección de 50 variedades de semillas proporcionadas por el banco de germoplasma del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF). Se hizo una segregación porque cada variedad se diversifica, y obtuvieron unas 150 variantes.

De esas, 10 variantes se adaptaron al Trópico y, desde hace tres años, se cultivan en Santa Cruz.

Ese cultivo se realiza en invierno. Se siembra entre marzo y abril, y se cosecha entre septiembre y octubre, en primavera.

“A los agricultores de Santa Cruz les encanta eso, porque después ellos pueden cultivar soya, maíz, los cultivos de verano”.

La quinua es una planta naturalmente tolerante a la sequía, crece muy bien en invierno.

TARATA, EL HUERTO MADRE

Con los avances del programa, los agricultores ya validan las variedades de quinua y se prevé que haya mayor demanda.

Para eso, se requiere mayor producción de semilla. Ya ingresando a esa etapa de investigación del Centro de Biotecnología y Nanotecnologia, este año comenzaron con la producción de semilla en Tarata.

Rojas explica que ahí existe clima árido y que eso es apto para la quinua. “Es una excelente notica porque hay menor ataque de enfermedades cuando el clima es árido. Las semillas son de mejor calidad”.

Esta es parte de la cadena de producción de semilla de quinua para Santa Cruz.

Mirando hacia adelante, quienes se dediquen a la producción de estas semillas, recibirían pagos convenientes.

“Claro que tienen que tener mucho cuidado en producir la semilla. El INIAF tiene que certificar, que es una semilla de calidad”.

Hace unas tres semanas se hizo la cosecha de semillas. Obtuvieron más de 30 kilos de una pequeña parcela. Para cada hectárea de cultivo en Santa Cruz se necesitan cinco kilos.

“Esos 30 kilos los hemos producido en unos 500 metros cuadrados, un espacio pequeñito. Cuando pongamos en una hectárea va a ser diferente”, sostiene Rojas.

POTENCIAL

Entretanto, en el Centro hay alrededor de 200 líneas potenciales de nuevas variedades de quinua.

El investigador Gutiérrez es quien garantiza una clasificación adecuada y pura. Describe que luego de la siembra y de ver la planta en campo, llega la cosecha que implica un trabajo moroso y que, en este caso, es manual.

“Cuando se trabaja con harto material, hay que tener cuidado de que no se mezcle. Por eso, yo lo hago personalmente”, expresa.

El grano debe separarse de otros residuos como paja y tierra.

A FUTURO

Una próxima etapa será la selección. La quinua tiene tres componentes importantes industrializables: la proteína, el almidón (como el trigo para hacer harina, con la ventaja de que pueden consumirlo quienes tienen alegría al gluten) y el aceite.

El Centro cuenta con laboratorios para análisis genéticos y otros. Existen equipos para ver el contenido de aceite y otros para medir la proteína.

Dos agricultores hacen la prueba en más de 20 hectáreas en Santa Cruz

Un par de agricultores innovadores en Santa Cruz le puso el hombro al cultivo de la quinua tropical. Uno lo hace en alrededor de 20 hectáreas y el otro en unas cinco.

Todavía no comercializan el producto, pero las cosechas son buenas. Buscan mercados idóneos.

El investigador Rojas detalla que los rendimientos superaron las dos toneladas por hectárea, o sea 2 mil kilos por hectárea. En el altiplano no pasan de 700 kilos por hectárea. Es decir que, la producción casi triplicó en el Trópico.

Investigadores y agricultores son un mismo equipo. Rojas compara esa relación con la Fórmula 1. “El piloto es el agricultor; maneja, sabe. Nosotros somos los mecánicos; entonces, él nos dice si está fallando algo, si la quinua es sensible, no crece”.

Al principio, hubo agricultores que no se animaron a esta apuesta de la quinua tropical; en la actualidad, hay más interesados. Todavía no existe la capacidad para abastecer a más; pero, en un futuro, sí.