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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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ENFERMOS CON CORONAVIRUS

Pacientes terminales mueren solos y dos causas impiden despedirlos

Si la persona contagiada tiene las posibilidades físicas, las enfermeras o médicos le ayudan a hacer videollamadas a sus familiares. Hay centros privados que permiten acompañamiento.
 
Pacientes terminales mueren solos y dos causas impiden despedirlos

“Cuando se hospitalizó, oramos por su recuperación. Nunca pasó por mi mente que ese día sería la última vez que nos veríamos”. Ese es el relato de Álex, quien, aún afectado por el fallecimiento de su madre por COVID-19, lamentó no haberle dado “un último adiós” cuando todavía estaba viva.

“La situación que estamos viviendo es trágica”, dijo el presidente de la Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva Filial Cochabamba, Ramiro Maldonado, y explicó que hay al menos dos razones que impiden despedirse de los pacientes terminales con coronavirus que están internados en establecimientos de salud. Una de ellas es el alto riesgo de contagio y, la otra, la falta de equipo de bioseguridad.

Maldonado explicó que cuando un enfermo con COVID-19 llega a terapia intensiva, “a veces ya es tarde (para darle el último adiós) porque la probabilidad de mortalidad es de más del 66%”.

Si bien la agonía de algunos pacientes con coronavirus se prolonga por días, durante ese lapso, están en soledad. Maldonado explicó que nadie puede visitarlos o despedirse, en caso de que se lo desahucie. “El riesgo es muy alto. No es ético ni coherente que la familia esté al lado de un potencial riesgo de contagio. En lugar de un fallecimiento, podríamos tener la muerte de toda la familia”.

Por otro lado, dijo que hay escasez de equipo de bioseguridad. Por lo que, los establecimientos de salud no están en posibilidades de gastar los pocos implementos que hay personas externas que quieren despedirse de enfermos terminales.

No obstante, esa situación no es general en Cochabamba. Hay establecimientos particulares del departamento que permiten el ingreso de familiares al área de pacientes con COVID-19.

Una enfermera de un hospital privado que prefirió mantener en reserva su identidad, contó a                OPINIÓN que, cuando un enfermo con el virus se interna, le dan la posibilidad de ser acompañado por un  miembro de su familia,  “aunque para pasarle el agüita o estar al pendiente él”.

Esta situación, en su criterio, aporta mucho en el proceso de recuperación de los contagiados, pues “el apoyo moral influye en el estado anímico del enfermo y, quiérase o no, lo ayuda a mejorar”. 

Añadió que los que acceden a esta opción deben contar con los recursos económicos suficientes, pues se paga un monto adicional a la clínica.

CONSEJOS El intensivista Maldonado dijo que entiende que hay “ansias” de querer ver a un familiar cuando ya está en las últimas, pero sugirió que “como seres humanos, trabajemos en no aguardar hasta el último momento”. “No esperes a que alguien se esté yendo para decirle que lo quieres. Eso lo debes hacer todos los días que estés a su lado, así no tendrás esa angustia, ese pesar de decir: ‘se fue mi papi y no le pude decir nada”.

Álex, que aún guarda luto dijo que, ni siquiera pudo abrazar el cuerpo de su madre, solo recibió las cenizas de lo que quedó de ella. “En estos tiempos uno ya ni puede honrar a sus muertos. Uno espera llorarles, tocar sus manitos, aunque estén frías, pero nada de eso ahora está permitido, todo porque podemos contagiarnos”.

Instó a las personas que, antes de internar a algún miembro de su familia en un hospital, procuren “darle un último abrazo, porque uno nunca sabe lo que pasará”.

Maldonado insistió en que hay algunos que “piensan que, tal vez, nunca les llegará el momento (de despedir a alguien), más bien, deberíamos pensar que cuando tú puedas decirle a alguien que lo quieres y que realmente lo necesitas, deberías hacerlo y no esperar a que tu familiar se enferme o este mal para decírselo. Porque nadie sabe cuándo le llegará la hora. Entonces, no hay que dejar esas cosas para el final”.

DESPEDIDAS VIRTUALES Maldonado explicó que, si el paciente con coronavirus tiene las posibilidades, se le permite establecer contactos telefónicos con sus familiares. En ocasiones, las enfermeras o los doctores son los que cooperan para concretar llamadas.

Supuestamente, hay establecimientos de salud públicos que tienen redes de wifi gratuitas, de acuerdo con la versión de un familiar de una persona hospitalizada con coronavirus. 

En el centro de aislamiento que el municipio de Cochabamba habilitó en el recinto ferial de la laguna Alalay, por ejemplo, sí existe este servicio, debido a que ahí se alojan personas que no necesitan terapia intensiva, solo mantenerse alejadas de sus familias, para evitar contagios.

¿Es posible fallecer en compañía?

Este contexto de pandemia y naturaleza extraordinaria, el confinamiento de las personas internadas afecta su final de vida y el procesamiento del duelo de sus familiares.

“No es lo mismo morir solo que morir acompañado, ni es lo mismo despedirse de un ser querido que no hacerlo”, dijo Santiago Primerano, médico psiquiatra del servicio de cuidados paliativos del Hospital Rodolfo Rossi de La Plata. Su valoración tiende a fundamentar los preceptos del nacimiento de un protocolo pensado para acompañar la muerte o para que la muerte no ocurra en soledad, en habitaciones aisladas, con el paciente de un lado de la puerta y sus familiares del otro.

Cecilia Jaschek es la directora del centro de salud. Antes era la jefa del servicio de cuidados paliativos. Habló de la sanación del duelo, describió a la muerte por coronavirus como solitaria y le atribuyó impacto directo en la salud del paciente y en el proceso de duelo de la familia. Atenta a esta situación, la sala de internación de cuidados paliativos presentó un formulario que garantice la atención tanto en domicilio como en consultorio.

Según rige en el protocolo, se permite que un único familiar permanezca internado en la misma habitación que el paciente en tratamiento paliativo. Aunque no se permite la rotación, puede suceder que el acompañante decida no hacerlo más y que su lugar lo ocupe otro familiar cercano. Ninguno podrá tocar ni abrazar al paciente moribundo, sí puede hablarle y la palabra, dijo Jaschek, viene a llenar de afecto al paciente en su final de vida.

El acompañante, o el referente familiar según la clasificación del hospital, deberá dormir en la misma habitación y respetar posteriormente las condiciones de aislamiento por catorce días. Y a su vez, cumplir con ciertos requisitos: ser mayores de edad, encontrarse asintomáticos durante el período de acompañamiento, no presentar factores de riesgo por Covid-19 (mayores de 60 años, enfermedad cardiovascular, enfermedad renal, enfermedad pulmonar crónica, diabetes, embarazo).