ZOOM
Ni pandemia ni accidentes frenan trabajo de quienes viven del día
Las restricciones en cuarentena por el coronavirus, COVID-19, detuvieron el trabajo de distintos sectores, incluso de quienes viven al día. Sin embargo, en cuanto se flexibilizaron las medidas, muchas personas buscaron la forma de retomar sus actividades laborales y salieron a las calles por unas monedas.
En otras circunstancias, hay personas que se dan modos de seguir generando recursos aunque incluso hayan sufrido accidentes.
Las actividades económicas informales son el sustento de un buen porcentaje de la población en Cochabamba.
Hace algún tiempo, don Pablo sufrió un accidente y fue afectado con fracturas en la pierna. Fue necesario que utilice una silla de ruedas. Pero, esto no impidió que continúe trabajando cuidando autos, porque es el su sustento económico. Sin embargo, la pandemia fue otro freno.
Para muchos el trabajo se paralizó y en cuanto fue posible se retomó, como quienes venden golosinas, hacen arte callejero o limpian vehículos, entre otros.
En calles céntricas y mercados se puede observar a personas disfrazadas de payasos, quienes venden algunos dulces o interpretan instrumentos musicales. La bioseguridad es importante y tratan de mantenerse con barbijos o máscaras transparentes que les cubren el rostro, aunque para tocar un instrumento de viento es necesario descubrirse. También es incómodo un barbijo sobre la nariz de payaso.
Caminan entre los vehículos y la gente y, a veces, el distanciamiento físico es imposible.
Por otro lado, están las personas que piden ayuda. Hay quienes se dieron modos para pedir limosna sin tener un contacto directo con la gente.
Una persona con disfraz de payaso en la avenida Juan de la Rosa y Beijing. NOÉ PORTUGAL
Una persona con maquillaje de payaso y con las medidas de bioseguridad contra el coronavirus. NOÉ PORTUGAL
Dos payasos trabajan en el mercado 10 de febrero, en el norte de la ciudad de Cochabamba. NOÉ PORTUGAL
Un niño ayuda a su madre a cobrar dinero por limpiar el parabrisas de un auto. NOÉ PORTUGAL
Una mujer en silla de ruedas guarda distancia para pedir limosna en el retén de la avenida Blanco Galindo. NOÉ PORTUGAL