Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 03 de junio de 2023
  • Actualizado 14:17

SU AGRESOR ESTÁ EN LA CÁRCEL

Lidia se salvó de morir, se rehízo y recuperó la esperanza por sus hijos

Ahora, ella estudia peinados y tiene más metas. Hace 14 años, fue agredida cuando estaba embarazada. Lo último fue un golpe en la cabeza con una llave cruz.
Lidia en un taller de cocina en Adelante Mujer. / ADELANTE MUJER
Lidia en un taller de cocina en Adelante Mujer. / ADELANTE MUJER
Lidia se salvó de morir, se rehízo y recuperó la esperanza por sus hijos

Esta historia no terminó en muerte. Pero, sí hubo intentos.

“No te odio. Me das pena”. Quien antes fue víctima se siente fortalecida, motivada y esperanzada en un futuro que quiere que sea bueno para sus hijos.

Quien fue agresor está desde el pasado año detenido en una cárcel de Cochabamba.

En 2022, en el departamento se registraron más de 8 mil denuncias por violencia contra mujeres y niños.

Lidia Quispe Fernández se seca las manos mientras se acerca para conversar, sonriente, desde el fondo de una sala, saliendo de la cocina donde preparaba alimentos.

Se expresa segura. Muestra confianza. Y aunque se quiebra un poco cuando recuerda los años cuando fue víctima de violencia, asegura que es fuerte.

“Yo he empezado a quererme. Lo primordial había sido queremos a nosotros mismos, porque si no, no puedes dar amor ni recibir amor de los demás”.

Ella tenía entre 19 y 20 años cuando conoció a quien luego fue su pareja y padre de sus cuatro hijos, quienes en la actualidad tienen 14, 10, 8 y 5 años.

“Nunca pensé tener pareja porque yo me quedé huérfana a los tres años; mi padrastro la asesinó a mi mamá. Me crie de casa en casa. Yo decía ‘¿para qué voy a tener pareja? Si a mi mamá le ha pasado, lo mismo me puede pasar a mí’. Tenía miedo”.

Pero, se enamoró cuando conoció a un hombre que para ella era bueno. Sintió empatía; “engranaron” y entablaron una relación. Ella estaba embarazada de tres meses cuando iban a casarse; pero, una mentira que le había dicho él frenó la boda.

Él le suplicó perdón. Ella, no quería quedarse sola estando embarazada; le creyó.

El sufrimiento estaba apenas empezando. Embarazada, fue agredida físicamente por su pareja, en el vientre y el rostro. Dolida y desecha, ella se fue, intentó alejarse. Pero, le volvió a perdonar. Reconoce que no se daba cuenta de que era manipulada y que, de forma reiterada, le perdonaba.

“Además, antes, nos decían que teníamos que estar con nuestras parejas en las buenas y en las malas, hasta que la muerte nos separe”.

Luego tuvo más hijos. 

Lidia Quispe, quien fue víctima y ahora busca mejorar su futuro. / ADELANTE MUJER
Lidia Quispe, quien fue víctima y ahora busca mejorar su futuro. / ADELANTE MUJER

“Yo decía ‘¿qué voy a hacer? Tengo que aguantar (la violencia) por mis hijos’. Me ha roto el brazo, me ha roto la nariz. No tengo todos mis dientes, gracias (por culpa de) a él. Me ha hecho muchas cosas”, describe, y recuerda con dolor que también abortó dos veces debido a los golpes.

Llegó hasta a culparse ella misma por arreglarse, por verse bien.

“Yo era que la que le pedía perdón a él. ‘Ya no voy a hacer eso’, le decía”.

Cuando mira hacia atrás, se cuestiona el haber estado en una relación así.

“Queriéndoles dar bienestar a mis hijos, los he traumado, psicológicamente les he hecho un daño”.

Las agresiones fueron peores.

“Me ha intentado matar. Me ha abierto la cabeza con llave cruz, me ha intentado ahorcar, me ha cortado las venas. Entonces, lo he denunciado. He huido con mis cuatro hijos”.

Hizo varias denuncias, pero no prosperaron, según narra.

Durante una audiencia intentaron hacer ver que Lidia se había autolesionado la cabeza con un palo, y que en la pareja “se quería”.

Pero, ella, al identificar que había estado a poco de morir, decidió insistir, ya no callar ante el juez.

“Si yo iba a llegar a morir, ¿qué iba a ser de mis hijos? Ya no me pude callar; he hablado”, describe con la voz entrecortada.

El hombre entró a la cárcel. Sin embargo, dos meses después estaba libre. Y volvió a buscarle. Le pidió perdón de rodillas.

“Lo último ha sido que ha venido con arma (de fuego); ha venido con auto a quererme atropellar. Me ha secuestrado, me ha tenido en su casa, pegándome, bañada en sangre”.

Luchó. Pidió ayuda.

Explica que no fue fácil mantener sus decisiones de alejarse de él, y que aceptaba sus disculpas. Vivió así durante 14 años.

Tras la insistencia y los procesos, en 2022, su expareja fue sentenciada a tres años de prisión.

“Antes le creía, ahora no. No siento ni odio (…). Le dije ‘no te odio, me das pena”.

APOYO La fundación Adelante Mujer ayuda a mujeres que sufrieron situaciones de violencia.

Lidia conoció de la organización por un contacto suyo quien, valorando sus conocimientos en la cocina, le sugirió que aprenda a preparar comida vegana en Adelante Mujer. Así lo hizo.

“Me sentí como en la familia que necesitaba. Todas somos iguales. Aquí no hay ni antiguas ni nuevas”.

Lidia sonríe. Habla de sus profesoras, de sus compañeras, de todas quienes le brindan ayuda. Está orgullosa de haber sido profesora de personas extranjeras a quienes enseñó a elaborar platos nacionales, como las humintas.

“Eso les he enseñado cuatro veces (…). He tenido hasta 24 alumnos, que ahora son como mis amigos”.

Resalta que aprende rápido y que eso le da satisfacción.

“Aquí me han enseñado a quererme, a empoderarme. Me dijeron que tenía que valorar quién era, valorar lo que sabía. Me fui dando cuenta”.

EL TRABAJO En la actualidad, el aspecto económico no es sencillo de sobrellevar. Sin embargo, realiza trabajos de limpieza y cocina, cuando se puede y, además, trabaja con DJ (disc jockey).

“No tengo trabajo en exceso. Pero, hay el sustento para comer y también me ayuda para los pasajes de mis hijos”.

POR CUMPLIR Desde que Lidia tenía 15 años, soñaba con estudiar corte y confección.

“También quería tener mi micromercado y abrir un taller mecánico”, dice, y agrega que conoce algo de mecánica y que quisiera compartir ese trabajo con otras mujeres.

Por cuestiones de salud, frenó estos proyectos. Pero hay otros en marcha. Ahora estudia peinados. “Este año salgo”.

Asegura que sus otras metas no están anuladas y que buscará cumplirlas.