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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ERA UN “SUEÑO POSTERGADO” POR LAS VICISITUDES DE LA VIDA

José y Blanca, un matrimonio que sale de Derecho después de los 60

La pareja, que se casó hace 39 años, vence los obstáculos y está a un paso de ejercer la abogacía tras estudiar en San Simón. Él es miembro pasivo de las Fuerzas Armadas. 
José y Blanca, un matrimonio que sale de Derecho después de los 60

José Torrico Guzmán y Blanca Aliaga Acuña llegaron al aula PP2 de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), cerca de las 14:00 del 20 de febrero, donde pasaron clases después de unos 30 minutos. Son una pareja de adultos mayores unida en matrimonio hace 39 años, que nunca dejó de soñar y está a un paso de ejercer la abogacía.

La pareja de 65 y 60 años, respectivamente, contó a OPINIÓN que uno de sus anhelos es matricularse  como abogados y ejercer la profesión. Esa meta fue “postergada” por muchos años por factores laborales y dedicación a la familia. José es miembro pasivo de las Fuerzas Armadas con 40 años de servicio y Blanca cuidó de sus hijos Dickson, José Luis, Rocío y Jonathan, mismos que ahora son profesionales. Ella obtuvo el grado de técnico superior en Repostería, además de Peluquería y Cosmetología.

Mientras relataban los obstáculos que superaron para alcanzar sus sueños, en el pasillo del primer piso del edificio, su docente de Forense Civil, José Aguilar Rojas, esperaba en el aula a sus estudiantes, media hora antes de que comenzara su clase. 

José y Blanca se mostraban pendientes de la hora debido a que su docente era bastante exigente en cumplir los horarios, según comentaron. En tanto, algunos jóvenes aprovecharon, la puntualidad del catedrático, para realizar sus consultas puesto que el curso de verano concluiría en una semana. Fue la última asignatura que vencieron los esposos, antes de concluir el plan de estudios de Derecho.

EL INICIO “No nos daban mucha importancia. No creían que íbamos a concluir la carrera, pero les hemos dado la sorpresa a nuestros hijos y agradecemos a Dios por todo lo que nos está permitiendo vivir”, señaló José, mientras comentaba que la “travesía” comenzó en 2015, cuando decidió dar el examen de ingreso y aprobó. 

Blanca dijo que su esposo, después de jubilarse, estaba motivado con su ingreso a San Simón. “¿Por qué solo él?. Yo también quiero estudiar y cumplir ese sueño que retrasé por cuidar de mi familia, pero ahora mis hijos son adultos y profesionales”, pensó y José también la animó. Decidió inscribirse a la prueba y venció el examen, en esa misma temporada, y comenzaron juntos la carrera. 

“No fue nada fácil, pero tampoco imposible, ahora estoy en la recta final de mi carrera”, dijo Blanca, al contar que le costó bastante retomar los estudios, después de tantos años en “pausa”. Señaló que, en ocasiones, quiso “tirar la toalla” (abandonar la carrera), pero sus hijos la impulsaban, como ella lo había hecho cuando eran pequeños. 

Para José, ese camino, fue más llevadero puesto que su formación en las Fuerzas Armadas le exigía preparación y lo mantuvo en contacto con los libros.

Avanzaron juntos el plan de estudios y se apoyaban mutuamente. Se inscribían a las mismas materias, pero solían estudiar en ambientes distintos puesto que su metodología de aprendizaje era distinto, dijo Blanca. 

Sobre la convivencia con los jóvenes, ambos manifestaron que lograron complementarse. José dijo que aprendieron de sus compañeros, pero también fueron un soporte para sus amistades, con consejos y apoyo. 

“Son aplicados y con mucha madurez. Eso les da estabilidad para enfrentar la lógica del Derecho”, dijo  José Aguilar, docente de San Simón, cuando se refirió a la pareja.

Los impulsó a perseguir sus metas. “Tienen que ejercer la profesión. No en vano van a venir aquí. Les exijo muchísimo, desde puntualidad y deben poner en práctica todo lo que aprendieron”.

Al respecto, Blanca se mostró entusiasta y dijo que ejercerá la abogacía, inicialmente, ayudando a su hermano que también es profesional del área. 

“¿Quién tiene en su poder los expedientes?”, preguntó Aguilar antes de comenzar su clase, que se extendería toda la tarde, con unos 40 estudiantes. 

SU AMOR El sonido de un “chiflido” hizo que las miradas de José y Blanca se cruzaran, mientras  él permanecía en la guardia de prevención. Su amor se mantuvo intacto desde hace más de 40 años y tienen cuatro hijos y cinco nietos. 

José destacó el apoyo de la familia que protegió a su esposa e hijos, cuando tuvo que ausentarse por una beca en Panamá o cuando fue destinado a Trinidad y La Paz. “Cuando volví de un viaje, mi pequeña me dijo ‘ya tengo otro papá’ y me sorprendió, pero luego me dijo que se trataba de su tío Armando. Han sido un gran apoyo para nuestra relación matrimonial”. 

Trabajó en Transporte Aéreo Militar (TAM) y realizó actividades de vuelo durante más de 20 años. También fue instructor del Politécnico Militar de Aeronáutica por 10 años, además en la Escuela de Supervisión y Gerencia de los Suboficiales, entre otras unidades.

Comentó que algunos de sus compañeros eran abogados, ese fue uno de los aspectos que lo impulsó a seguir una carrera profesional en la universidad. Sus amistades lo animaron y ahora concluyó sus estudios en San Simón, al igual que su esposa. Ambos qhochalas superaron las pruebas y se convirtieron en un referente de superación.