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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 20:22

Informe revela un rosario de carencias de insumos y equipos en terapia intensiva

El déficit se suma a la falta de personal especializado y de camas para medicina crítica, un panorama desalentador en medio de la emergencia por el COVID-19. Los datos fueron recogidos de centros privados, públicos y de la seguridad social en marzo pasado.

 

Informe revela un rosario de carencias de insumos y equipos en terapia intensiva

Los pacientes críticos por coronavirus necesitan atención de terapia intensiva y las proyecciones señalan que 5% de los enfermos requerirá ese servicio. El déficit de insumos, equipos, infraestructura y servicios complementarios en esa área, en Cochabamba, es revelado en un estudio realizado por los especialistas Patricio Gutiérrez y Wayra Paz de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva.

Gutiérrez, presidente del comité de Medicina Critica y Terapia Intensiva, explicó que el estudio se realizó en marzo recogiendo datos del sector público, privado y de la seguridad social.

Una unidad de terapia intensiva está conformada por una cama especial, un monitor multiparamétrico, un ventilador mecánico y bombas de infusión continua, como elementos básicos. En Cochabamba, solo hay 45 unidades de este tipo y además requieren infraestructura, insumos, equipos, medicamentos y servicios complementarios, que presentan déficit en diferentes porcentajes.

INFRAESTRUCTURA Para que un paciente con coronavirus ingrese a una unidad de terapia intensiva necesita una entrada exclusiva porque, al toser, deja esparcido el virus. Solo el 66% de las unidades tiene ingreso independiente y el mismo porcentaje tiene un cuarto séptico, que es un ambiente destinado a desechar moco, heces y orina, altamente contaminantes.

Cada cama de terapia intensiva requiere un lavamanos independiente. Un tercio de las unidades dispone de este servicio. Si el lavado de manos es un inconveniente, igual lo es el cambio de ropa. El resto de los colegas guardan distancia del intensivista por temor al contagio a través de su uniforme y es que no hay un vestidor independiente, algo que va en contra de las instrucciones para evitar la propagación del virus.

En cuanto a los equipos, cada cama tiene un laringoscopio común. Lo recomendable es usar un videolaringoscopio para intubar al paciente, pero viendo a través de una cámara para no contaminarse. Este equipo solo hay en 16% de las unidades de terapia intensiva, es decir el 84% no lo tiene.

La estancia de un paciente en la unidad de terapia intensiva implica la extracción continua de sangre para monitorear diferentes variables, 50% no tiene un laboratorio propio.

INSUMOS Entre los insumos, se necesitan tubos corrugados descartables para conectar a los pacientes a las máquinas y luego botarlos, 17% de las unidades no tiene tubos desechables. Para extraer mucosidades se necesitan ambientes especiales y también 17% carece de estos espacios.

Los ventiladores conectados a las camas necesitan filtros porque los pacientes respiran y expelen el virus al aire que se concentra en la habitación, solo 50% tiene estos filtros.

Si se trata de equipos de bioseguridad como lentes, barbijos, batas y guantes, solo 50% tiene este equipamiento. Una muestra de la carencia es la disponibilidad de mascarillas N95 de las que cada unidad de terapia intensiva tiene 15 unidades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene como parámetro el uso de 25 por día, lo que significa que no tiene suficientes ni para un día de atención. Sobre los overoles de seguridad, los responsables de las unidades reportaron que hasta la fecha en que llenaron el cuestionario para el informe (fines de marzo) no los habían recibido.

MEDICAMENTOS Gutiérrez señaló que en el mundo se están probando diferentes medicamentos contra el COVID-19. De todos los que hasta ahora se ensayan, que son antivirales, las unidades de terapia intensiva consultadas reportaron no tener ninguno. En el caso de la combinación de hidroxicloroquina con azitromicina, que es una de las combinaciones que se prueban, solo 33% de las unidades tiene esos medicamentos. “Al conocerse la noticia en el país, hubo una compra masiva y desaparecieron de stock”. 

SERVICIOS COMPLEMENTARIOS Un fisioterapeuta exclusivo es una de las necesidades en cada unidad, en Cochabamba solo el 33% dispone de este servicio; también requiere un farmacéutico disponible las 24 horas, algo que solo sucede en 65% de las unidades. En general, y más en medio de la emergencia por el coronavirus, un hospital de tercer nivel tiene que contar con una unidad de Epidemiología, 60% de los hospitales consultados tiene un epidemiólogo exclusivo que pueda orientar los procesos.

Según la normativa, un hospital de tercer nivel debe tener 10% de sus camas destinadas a terapia intensiva, algo que no se cumple. “Es la razón por la que no estamos preparados, por las condiciones para atender a pacientes graves. (…) En el sector privado, solo quien tiene dinero puede pagar”.

Para tener una idea de los costos, Gutiérrez dijo que, en La Paz, una cama con todos los equipos cuesta 7.000 bolivianos, los medicamentos cuestan 3.000, los análisis de laboratorio y Rayos X cuestan alrededor de 1.000. Eso supone tener que pagar más de 11.000 bolivianos diarios sin contar con los honorarios profesionales.

“Por eso es importante que la gente se quede en casa (para evitar el contagio del coronavirus) y mantenga el aislamiento social, porque si los casos nuevos se disparan no habrá dónde atender a los enfermos”. 

Bolivia mantiene cuarentena total hasta el 15 de abril. Esta semana se conoció que las autoridades analizan ampliarla, posiblemente en las regiones más afectadas, aunque aún no hay nada oficial.