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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Indigna muerte de lustrabotas tras agonía y abandono por COVID-19

La situación de Mateo Choque Negrete, un adulto mayor de aproximadamente 60 años, es un reflejo de la crisis sanitaria que se vivió por la pandemia. 

Don Mateo, inconsciente, cubierto por una bolsa plástica, en la plazuela San Antonio. DICO SOLÍS
Don Mateo, inconsciente, cubierto por una bolsa plástica, en la plazuela San Antonio. DICO SOLÍS
Indigna muerte de lustrabotas tras agonía y abandono por COVID-19

Murió después de agonizar por cinco días, tras pasar un verdadero calvario, a raíz del abandono de quienes debían ayudarle a superar el coronavirus COVID-19, en medio de la crisis sanitaria.

Mujeres conmovidas por la situación se arriesgaron a cualquier contagio y lo sacaron de la calle para trasladarlo a un centro médico, pero ya era demasiado tarde. Sus últimas horas esperó para despedirse de sus dos hijas, a quienes anhelaba ver desde que partieron rumbo a Argentina, en busca de mejores días, pero no lo pudo hacer y su vida se apagó.

Mateo Choque Negrete, un lustrabotas adulto mayor, de aproximadamente 60 años, fue encontrado inconsciente el 26 de julio, en la calle, cerca de su puesto de trabajo, en la plazuela San Antonio. Tenía todos los síntomas del virus que se cobró hasta ahora más de ocho mil vidas en el país, por lo que se cerraron las calles aledañas y se esperó la intervención de profesionales expertos en salud, en medio de estrictas medidas de bioseguridad. 

NEGLIGENCIA Después de horas, una ambulancia del servicio de salud de la Alcaldía, que pertenecía al centro de salud Édgar Montaño, llegó al lugar y el médico Alberto Colque lo atendió en primera instancia. Encontró que tenía un abdomen distendido y doloroso, problemas para respirar y estaba deshidratado. En una entrevista con este medio, dijo que no podía hacer nada más y que se estaba buscando un lugar (hospital) donde llevarlo. Poco después, lo subieron a una camilla y trasladaron, en medio de la incertidumbre ya que no se sabía dónde podrían recibirlo.

Quienes lo acompañaron en este lugar y alertaron de su estado de salud fueron personas en situación de calle (alcohólicos) que en medio de muestras de impotencia y resignación reclamaron por la situación de abandono en la que se encuentran.

“Nadie se preocupa por nosotros, solo nos toca morirnos solos. ¿Por qué no abren refugios para nosotros? Necesitamos un lugar donde comer y pasar la noche”, dijeron.

La premonición se cumplió. Don Mateo apareció abandonado en la avenida Aniceto Arce, agonizaba. Los vecinos llamaron a los medios de prensa para denunciar que llamaron a los centros médicos y hasta la Policía para que lo auxilien, suplicaron por ayuda, pero nadie lo hizo.

INDIGNACIÓN Pasaron tres días y en medio de lágrimas, un grupo de mujeres, indignadas por lo sucedido y en medio de la impotencia de ver a un ser humano sufriendo por la dejadez de quienes debían salvarle la vida, se arriesgaron a cualquier contagio y tomaron una frazada en la que envolvieron al adulto mayor y lo llevaron en un vehículo hasta un lugar donde podrían ayudarlo, como se puede ver en las imágenes de Red Uno.

Llegó hasta el centro Los Ángeles de Covid, en la zona norte. Intentaron salvarle la vida, pero era demasiado tarde.

Dicen que las malas noticias vuelan y así fue que llegaron hasta Argentina, donde están sus dos hijas.

El día que se llevaron a don Mateo en una ambulancia con rumbo desconocido, una de ellas, Hilda, supo lo sucedido y se contactó con su prima Cinthia, a quien pidió buscarlo, pero nadie le daba razón de su paradero. Recorrió hospitales, centros de aislamiento y hasta la morgue, pero no lo encontró hasta que llegó al centro Los Ángeles de Covid, pero ya estaba sin vida. Fueron cinco días de calvario para la familia.

La comunicación telefónica fue la única forma de Hilda para tener noticias de su padre, aunque en el fondo de su corazón sabía que no lo volvería a ver y así fue. Ella lo dejó recuperándose de un problema en los pulmones y en el hígado, debido al excesivo consumo de alcohol. Un mes antes de su muerte, supo que volvió a recaer y quiso apresurar su retorno, pero por las restricciones de la pandemia, no lo hizo.

Ya en la ciudad, le esperaban las deudas de la funeraria y el dolor de tener a su padre enterrado en una fosa común y sin identificación. El acta de defunción dice que es una persona NN y murió con COVID-19, el 31 de julio.

“Lo botaron como un animal, en la calle, estaba agonizando y nadie le quiso ayudar. Por no tener dinero ha estado abandonado mi padre. Dónde están los que juraron ayudar a los demás, los médicos, las autoridades. Debe haber una sanción”, dijo.

Sin trabajo, sola y con una deuda de casi 1.000 dólares, así está Hilda en Cochabamba. Cualquier ayuda a través de la cuenta 1310430121 del banco Ganadero será agradecida por la mujer. Su número de referencia por WhatsApp es el +5491140812330.

LA SITUACIÓN

La hija de don Mateo no encuentra consuelo y pide una investigación para sancionar a los responsables de la muerte de su padre y la negligencia en su atención.