Las hijas del primer fallecido por COVID-19 en Cochabamba, oriundo de Punata, dudan que el cuerpo que la Caja Nacional de salud (CNS) les entregó embolsado, la semana pasada, sea el de su padre, por eso se niegan a cremarlo en la perspectiva de hacer en el futuro una necropsia que lo confirme. La comunidad, a través de Control Social, presiona para que lo hagan por temor al contagio, ya que el cuerpo estaá en un nicho. El protocolo indica entierro o cremación.

“Con tantas cosas que han pasado en la Caja, tenemos mucha susceptibilidad. Con el tiempo tal vez vamos a hacer una necropsia para ver si es él y para ver si tenía coronavirus”, dijo ayer una de ellas.

Contó que personal de salud de Punata fue ayer a su domicilio, donde la familia está en aislamiento, para pedirles que firmen la autorización para sacar el cuerpo y cremarlo argumentando presión de la comunidad. La familia respondió que personal del Servicio Departamental de Salud (SEDES), luego de la muerte y cuando se confirmó la causa de la muerte, les dio la opción de escoger entre entierro y cremación. Optaron por la primera opción y dieron su autorización, esperando que el entierro se concretara en estos días, cosa que no sucedió.

Extraoficialmente, se supo que, según Control Social, si la familia se rehúsa será pasible a un proceso legal.

Según las hijas, la duda surge porque el Hospital Obrero #2 de la CNS les informó el jueves (día de la muerte) que, pese a que la prueba rápida dio negativo a coronavirus, por seguridad embolsaría el cuerpo siguiendo el protocolo. El viernes, la familia fue a la morgue y recogió el cuerpo que ahí se encontraba sin que hubiera personal presente para hacer recomendaciones. “Tenía la etiqueta con el nombre de mi papá, pero no sabemos. Lo enterramos sin abrir la bolsa, nunca más volvimos a ver su cara”.

Mientras, la familia espera los resultados de las pruebas tomadas el fin de semana, cuando les notificaron que una segunda prueba a su padre dio positivo a COVID-19.