Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 14:41

HUBO MUCHO TEMOR CON LOS PRIMEROS FALLECIDOS

Funeral para muertos COVID-19 es más caro por la bioseguridad

Las funerarias acordaron un precio base de Bs 4.500, puede costar hasta Bs 6.000. Los primeros servicios oscilan entre $us 1.000 y 1.300. Solo seis o siete aceptan el trabajo.
Funeral para muertos COVID-19 es más caro por la bioseguridad

Las pocas funerarias que brindan servicios para fallecidos por COVID-19 o casos sospechosos cobran entre 4.500 y 6.000 bolivianos debido a los altos costos del equipo de bioseguridad que deben utilizar para reducir el riesgo de contagio, explicó el presidente de la Asociación Privada de Funerarias de Cochabamba (Afupnec), Carlos Orellana.

El entierro para un fallecido por otra causa que no sea el virus cuesta desde 1.600 hasta 20.000 bolivianos, dependiendo el lujo del servicio y la categoría de la empresa que lo ofrece.

A inicios de abril, la Organización Mundial y Panamericana de la Salud (OMS/OPS) emitió un protocolo de atención y manejo de muertos por coronavirus, permitiendo cremación o entierro y recomendando no hacer velatorios. El representante para Bolivia, Alfonso Tenorio, explicó entonces  que la recomendación se debe al elevado riesgo de contagio en el tratamiento de los cuerpos.

OPCIONES La encargada de una funeraria de renombre dice que el costo es de 6.000 bolivianos, que incluye el recojo del cuerpo, embalaje, desinfección, traslado al crematorio, recojo y entrega de las cenizas a la familia y los trámites del certificado de defunción. La familia debe tener el certificado médico del fallecido para formalizar el contrato. Si murió en un hospital, es preciso averiguar si el cuerpo está sellado dentro de una bolsa reglamentaria. Hay algunos que no lo hacen, explica.

En el Cementerio General, los sepelios en tierra no están permitidos en caso de COVID-19, por eso el horno crematorio vio rebasada su capacidad esta semana ante el incremento de fallecimientos. El administrador, Benedicto Gonzales, informó que las familias deben esperar turno por orden de llegada y muchos van de madrugada. Se conoce que hasta el domingo no quedan horarios disponibles. 

También en abril, se promulgó una ley municipal para la gratuidad del servicio de incineración, que solía costar 1.004 bolivianos, y el alcalde José María Leyes anunció la compra de un nuevo horno crematorio, que aún no se concreta. Solo Cercado y Sacaba brindan el servicio.

Donde sí están autorizados los entierros es en el Parque de las Memorias. El sitio cuesta 2.200 dólares por cinco años y no incluye el costo del funeral.

F. C., exempleado de una funeraria que ahora trabaja independientemente, sugiere ir por lo más económico comprando un ataúd en cualquier funeraria y conseguir una carroza para el traslado, servicio que calcula en unos 500 bolivianos (sin el costo del féretro). 

La solución parece bastante accesible, pero olvida la bioseguridad imprescindible para el manejo de estos casos. Según él, es suficiente con la bolsa en la que los hospitales sellan el cuerpo, cosa que contradice la guía de manejo de cadáveres por COVID-19, emitida en abril por el Ministerio de Salud.

TEMOR Orellana cuenta que el manejo de fallecidos era algo desconocido, igual que la enfermedad, y del centenar de funerarias de Cochabamba, solo una o dos accedían a prestar el servicio. El costo era de 1.000 a 1.300 dólares. “No hubo contacto con el SEDES (Servicio Departamental de Salud) para coordinar, ni teníamos un protocolo. Cada uno averiguó qué hacer”.

Después hubo una reunión en la que se acordó reducir costos con un presupuesto base de 4.500 bolivianos, monto variable en función a los insumos requeridos. Puso como ejemplo que antes la caja de barbijos costaba 122 bolivianos y ahora, por la emergencia sanitaria, cuesta hasta 280 bolivianos, las mascarillas faciales costaban de 300 a 500 bolivianos y ahora cuestan de 1.000 a 1.500 bolivianos la unidad. Además, requieren líquidos de desinfección, trajes de protección personal y otros insumos que, en muchos casos, escasean en el mercado.

Ahora, son seis o siete empresas las que hacen el servicio porque los gastos y el riesgo aún desaniman al resto.

PROCEDIMIENTO Antes de acordar el servicio, la empresa consulta a la familia si es un caso confirmado o sospechoso de coronavirus. Para recoger el cuerpo, los encargados se preparan vistiendo un traje de protección sin costuras, guantes, lentes protectores, barbijo o mascarilla facial. Hay quienes, según sus posibilidades, usan Pulmosan, unas mascarillas que se utilizan para pintar y permiten respirar cubriendo incluso la boca.

Sobre este traje se utiliza otro similar, se calzan botas blancas de goma y otro par de guantes. El cuerpo sellado se mete en una bolsa adicional de 200 microgramos de grosor y recién se introduce al ataúd, después se sella el féretro con papel film y se introduce a la carroza para trasladarlo al crematorio.

Cada paso va acompañado de la desinfección con dos tipos de productos químicos. Al terminar, el traje externo debe ser desechado en bolsas especiales y los operarios deben hacer un concienzudo proceso de desinfección personal.

Costos

Los precios de los equipos de bioseguridad llegaron a triplicarse debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19, en muchos casos no pueden conseguirse con facilidad en el mercado.

Apuntes

Contagio

La posibilidad de contagio de COVID-19 se mantiene en un fallecido. Si los deudos se acercan al cuerpo para abrazarlo o besarlo, se exponen a un elevado riesgo.

Guía

El Ministerio de Salud elaboró una guía que describe cómo debe aislarse el cuerpo en un embalaje especial, así como su traslado. “No se recomienda el embalsamamiento ni retirar ninguna prenda de la víctima de la enfermedad, pero sí su limpieza y desinfección”.

Levantamiento

Cuando el cadáver deba ser levantado por la Policía y haya sospecha de COVID-19, la guía define protocolos forenses para evitar contagios. 

Familiares

Si los parientes piden ver al difunto, podrá ser por un máximo de cinco minutos y solo dos personas pueden hacerlo. Además, deben llevar equipo de protección personal.

Traslado

Para trasladar el cadáver desde un hospital, el prestador del servicio funerario debe trazar una ruta que garantice condiciones de bioseguridad. A falta de ese servicio en el municipio, los encargados de llevar el féretro serán los funcionarios ediles en coordinación con policías.