Mientras la ciudad de Cochabamba vivía una polémica por la suspensión de las fiestas de Año Nuevo debido a la cuarta ola de COVID-19, en municipios como Totora el jolgorio por la llegada de 2022 empezaba temprano, el 31 de diciembre, en plena plaza principal y amenizado por bandas.

A pesar de la pandemia, las celebraciones religiosas, paganas y de otra índole se desarrollaron con normalidad en la mayoría de los municipios del área rural del departamento, esos eventos generaron un leve movimiento económico para las bandas musicales de Cochabamba, permitiéndoles sobrellevar la crisis en la que están sumidos hace al menos dos años.

El presidente de Federación Departamental de Bandas Cochabamba, Rigoberto Mendieta, explicó que fueron contratados, sobre todo en la zona del Altiplano.

“Es verdad, en las provincias las fiestas se están desarrollado de manera normal, solo es en la ciudad (la restricción). En el Trópico mismo es normal”.

Detalló que grupos reducidos de músicos de bandas fueron contratados en el área rural y en Oruro, pero para eventos sociales privados.

La remuneración económica es equiparable con la de fiestas citadinas, como el Corso de Corsos o de la zona sur.

Indicó que hay más de 50 bandas solo en Cochabamba, algunos compuestas hasta por 90 integrantes. No todos tuvieron la suerte de encontrar trabajo en celebraciones fuera del área urbana.

CARNAVAL

Considerando que la realización del Carnaval es casi un hecho, los músicos de bandas se están reorganizando.

Mendieta dijo que, por ahora, priorizan ensayos y trajes, aunque todavía no tienen ni un solo contrato.

"Estamos esperando el anuncio oficial (de autorización de fiestas)", señaló el representante del sector, “después de eso seguro tendremos trabajo”.

Mencionó que la ejecución de estas fiestas no solo reactivará la economía de los músicos, también de otros segmentos, como el hotelero y gastronómico.