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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Falta de oportunidad de estudio obliga a los jóvenes a migrar

Existen riesgos y son mayores para quienes son de pueblos indígenas. En comunidades de Pando, hay mujeres que se convierten en madres cuando son adolescentes.
Falta de oportunidad de estudio obliga a los jóvenes a migrar


Desde su pueblo, en Pando, ni siquiera hay caminos que les lleven hasta un colegio con nivel secundario. Andrea Chávez tuvo que abandonar su comunidad indígena a los 12 años para concluir el colegio, y luego tuvo que salir hasta la ciudad para iniciar una carrera universitaria.

Desde el Trópico de Cochabamba sale un 45 por ciento de bachilleres hacia la ciudad u otros departamentos para estudiar o trabajar.

La falta de oportunidades de trabajo y estudio obliga a los jóvenes a migrar de sus comunidades, a riesgo de sufrir discriminación, violencia y otros peligros.



DESDE PANDO Andrea es de la comunidad Mapajo, del pueblo Kavineño, municipio Bella Flor de Pando. tiene ahora 21 años y estudia Ciencias Políticas y Gestión Pública en la Universidad Amazónica de Pando

La pasada semana en Cochabamba se realizó en un campamento de liderazgo juvenil, organizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en Bolivia, denominado “Juventudes ya”. Ahí participó Andrea junto a 37 jóvenes más, todos representantes de 16 municipios de cinco departamentos. El objetivo fue fortalecer las capacidades de liderazgo.

Entre los temas que analizaron, resaltó la migración y las situaciones que impulsan a los más jóvenes a abandonar sus pueblos.

Andrea dejó de vivir en su pueblo, aunque siempre vuelve, desde los 12 años. “En mi comunidad tenemos solo hasta séptimo curso. Tuve que migrar a otra, al municipio de Santa Rosa, para estudiar”.

Eso implicó también el traslado de su familia. En la actualidad, ella y sus dos hermanos viven solos en Cobija. Su padre les ayuda en su manutención. En la universidad, tienen beca de la Central Indígena de Pueblos Originarios de la Amazonía Pandina (Cipoap).

“Para nosotros es complicado llegar a la ciudad, porque no contamos con casa propia. No teníamos dónde llegar, las fuentes de trabajo también son muy difíciles”.

Salir de los pueblos es difícil; quedarse y seguir estudiando ahí, también.

La falta de caminos imposibilita el traslado a los colegios. En el municipio de Bella Flor tiene dos colegios en los que ofrecen el bachillerato, en Santa Lucía y en San Pedro. Pero llegar hasta esos lugares desde la comunidad de Andrea implica primero cruzar la frontera hasta Brasil y volver a Bolivia para llegar. “No hay acceso carretero. No podríamos ir todos los días al colegio. No podemos ir en flota, porque somos como ilegales. Además, los pasajes cuestan 80 reales, como 160 bolivianos. Tendríamos que trasladarnos, y hay padres que no pueden hacerlo”.

En el municipio de San Lorenzo también hay colegio, pero “es bastante lejos”.

La migración interna también se da en el pueblo Yaminawa. Se van a Riberalta, “y la mayoría son menores de edad”.

La oficial del programa de Adolescencia y Juventud de UNFPA, Mónica Beltrán, explicó que cuando las adolescentes no logran alternativas para continuar sus estudios, “les queda ser madres jóvenes”, desde los 12, 13 o 14 años.

En estos pueblos, “hay abuelas de 26 años”.

“Cuando ya están con pareja y siendo madres muy jóvenes, les impediría que en algún momento puedan terminar sus estudios. Es más difícil moverse a otra comunidad para terminar el bachillerato, para tener una carrera técnica o profesional y con hijos. Eso ya significa una sentencia de vida para esas niñas”.

Luego de la migración, hay más dificultades. Beltrán dijo que los adolescentes y jóvenes están expuestos a la discriminación. “No los ven igual, y no tienen las mismas oportunidades”.

Estos aspectos, de los que fue víctima Andrea, no impidieron que ella continúe, hasta salir profesional y, luego, poder apoyar a su comunidad. “Mis expectativas son muchas. Hay que luchar para que haya colegio secundario hasta el bachillerato”.

Pero su caso es uno de tres jóvenes que, en la actualidad, continúa estudiando en Cobija.

La mayoría, forma su familia muy joven. Los casos de embarazo adolescente son los que suman mayor número en todo el país.

Andrea conoce esta realidad y cuestiona las circunstancias. “Las niñas salen embarazadas a partir de los 12 años, más que todo en el área rural. Algunos casos es por violencia sexual, otros, por descuido de sus padres”.

Al referirse a los casos de violación lamentó, consternada, que las denuncias no pasen de esa instancias en los pueblos indígenas. “Se quedan ahí, no avanzan”.

Como ejemplo de estas situaciones no superadas, están las mujeres que ya son abuelas a los 26 años.



DESDE EL TRÓPICO En la región del Trópico, el 45 por ciento de los jóvenes migra a la ciudad de Cochabamba u otros departamentos para continuar estudios superiores, según el dirigente Leonardo Loza.

Aseguró que este porcentaje es menor a lo que ocurría hace 10 o 15 años, porque ahora ya cuentan con la presencia de la universidad con algunas carreras en Valle Sajta y Villa 14. Además hay tecnológicos y bachillerato humanístico técnico.

“Ahora se quedan a estudiar en la zona del Trópico de Cochabamba, tenemos, principalmente, las carreras agropecuarias”.

Acotó que quienes migran, retornan para trabajar en su región. “Yo diría que existe trabajo, porque somos una zona potencial en el tema de producción (…). Los jóvenes han entendido eso, y deciden quedarse en la zona”.

Cada año, salen alrededor de 10 mil bachilleres en esta región, donde hay más habitantes que en departamentos como Pando.

Apuntes

Embarazos

De acuerdo con el estudio “La situación del embarazo temprano en Pando” de UNFPA y los datos del SNIS, en la gestión 2014, del total de adolescentes del sexo femenino, “el 26 por ciento estaban embarazadas; teniendo a Puerto Rico como el municipio con más alto porcentaje”.



Violación

En el mismo informe publicado por UNFPA, se incluyeron datos de la Fiscalía de Pando en la gestión 2014, con un total de 429 casos de violencia en sus diferentes formas, donde las más relevantes son los casos de delito de violencia familiar con 344 casos; le sigue los delitos de violación infante de niña, niño adolescente, 22 casos; posteriormente se tiene a las violaciones y abusos sexuales, 22 casos, y denuncias de acoso sexual, 2 casos.