Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Estudiantes retornan a las aulas en dos zonas de Cochabamba

No quieren educación en línea porque no todos tienen conexión a internet o dispositivos móviles. La modalidad es presencial y semipresencial. 
 
Estudiantes de secundaria de Tutimayu, en Sacaba, pasando clases técnicas. CortesÍa Yachay Chhalaku
Estudiantes de secundaria de Tutimayu, en Sacaba, pasando clases técnicas. CortesÍa Yachay Chhalaku
Estudiantes retornan a las aulas en dos zonas de Cochabamba

Cerrar un establecimiento educativo en el área rural o periurbana es “catastrófico”, al menos en Tutimayu, a 26 kilómetros de Sacaba, o Alto Florida (Distrito 9). Allá, conseguir que los alumnos sean consuetudinarios con sus estudios, considerando que viven a trechos largos o no tienen posibilidades económicas, es una conquista que estuvo a punto de disolverse con la paralización de las labores educativas debido a la pandemia. La única opción era volver a las aulas.

En ambos establecimientos la educación a distancia no es una alternativa. Una de las justificaciones que daban los estudiantes y padres de familia era que no tenían recursos económicos para establecer conexiones de internet en sus domicilios. En respuesta, se probó darles dinero para que carguen crédito a sus celulares y compren paquetes de datos con los que puedan conectarse a las clases en línea; entonces surgió un nuevo inconveniente: la señal se cortaba.

El panorama era desfavorable para consolidar cursos online, pero las ganas de aprender pudieron más. Los padres de familia y los estudiantes pidieron que se dé continuidad a las labores educativas presenciales y, en consenso con los educadores, volvieron a los cursos.

TUTIMAYU

Las jornadas educativas en el establecimiento fiscal rural llamado BTH Tutimayu son casi normales. Los estudiantes acceden a una modalidad semipresencial y acuden a las aulas una vez a la semana durante dos horas.

El director de la Organización No Gubernamental (ONG) Yachay Chhalaku, Eduardo Vásquez, dijo que allá se implementó el bachillerato técnico medio. Es decir, los que egresan de ese colegio, además, salen formados en transformación de alimentos o gestión de turismo comunitario.

No obstante, desde el brote del virus se pausaron las labores educativas y se clausuró de manera anticipada el año escolar, situaciones que truncaron el anhelo de los colegiales de sexto de secundaria de titularse como técnicos medios.

Es así que, a pedido de ellos y sus padres, a principios de julio retomaron las actividades académicas.

Las mamás, papás o tutores firmaron autorizaciones para que sus hijos pasen clases presenciales. Los maestros garantizan el distanciamiento social, el uso de barbijo, guantes y la fumigación antes de ingresar a las aulas.

Desde agosto, equiparon el establecimiento para que los bachilleres cumplan con 80% de horas prácticas y 20% de teoría.

Actualmente, asisten en grupos de no más de 10 personas. Reciben un dossier, lo revisan en su casa y aclaran dudas en las clases de los viernes, que dura dos horas.

Para los bachilleres 2020 habilitaron, además, cursos de nivelación en matemáticas y química. La intención es que nivelen sus conocimientos para postularse a la universidad.

En suma, son al menos 45 estudiantes del área rural que volvieron a las aulas en Tutimayu.

En esa comunidad hay otros 500 menores de edad que “están sin hacer nada”. Para ellos, habilitaron un programa en ciudadanía activa, acuden sobre todo los de cuarto de secundaria. Ahora, están en un proceso de reflexión sobre las consecuencias COVID-19 en su comunidad. 

La rehabilitación educativa permitió que algunos estudiantes aprovechen los conocimientos obtenidos en su formación como técnicos para emprender y salir flote de la crisis desencadenada por la pandemia. Algunos abrieron sus panaderías y choricerías, entre otros negocios.

DISTRITO 9

Estudiantes de la unidad educativa Alto Florida, en el Distrito 9 de Cochabamba, también pasan clases desde agosto, de acuerdo con un reporte del concejal Sergio Rodríguez.

La autoridad, que impulsa las actividades académicas en ese sector, describió a través de su página oficial en redes sociales cómo se organizan las clases.

Los escolares usan barbijo, guardan distancia y se aplican alcohol. Hay un estudiante asignado para tomar la temperatura y desinfectar a sus compañeros. 

Asisten de lunes a sábado en diferentes turnos. Las aulas solo funcionan al 25% de su capacidad.

Los alimentos que consumen los pequeños en los períodos de receso son elaborados por los padres de familia y son altamente nutritivos, con el objetivo de reforzar sus defensas en esta época de pandemia.

Rodríguez instó a las autoridades a replicar este modelo educativo.