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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Esperan más de una semana para cremar a sus familiares con sospecha de COVID-19

El certificado de defunción que indica “caso en estudio” ocasiona que las personas tengan que esperar el horno crematorio ante la imposibilidad de optar por un nicho.

Frontis de la Caja Nacional de Salud. ARCHIVO
Frontis de la Caja Nacional de Salud. OPINIÓN.
Esperan más de una semana para cremar a sus familiares con sospecha de COVID-19

Mónica (nombre ficticio) lleva nueve días esperando a que se habilite un espacio en el horno crematorio del Cementerio General de Cochabamba para poder retirar el cuerpo de su tío, de 73 años, de la Caja Nacional de Salud (CNS), donde falleció el pasado sábado 27 de junio y permanece allí hasta ahora.

“Me dicen que tengo que esperar por la situación del cementerio. Tantos días, ya no sé qué hacer. Imagínese si no estuviera en la Caja, estaría en mi casa”, cuenta.

La única explicación que recibe es que el camposanto está colapsado, que el horno tiene fallas y que hay otros cuerpos más en espera. “No sé qué hacer, estoy desesperada. No me dan una solución para saber cómo seguir”.

Su calvario comenzó desde la madrugada que murió su tío. Tuvo que ir de un sitio a otro para hacer los papeles correspondientes; sin embargo, en muchas ocasiones, la falta de firmas y cartas membretadas le puso trabas.

El tío de Mónica murió a causa de una neumonía y se determinó como un caso sospechoso de coronavirus, pero no tienen los resultados para confirmar el dato y eso obliga a que actúen como si fuera positivo, con la diferencia de que su familia debe correr con los gastos funerarios. “Por poner sospechoso estoy en esta espera. No nos dejan enterrar en nichos. Le hicieron la prueba, pero no me entregaron los resultados y encima tengo que pagar yo”, relata.

La funeraria que contrató se encarga del traslado del cuerpo, servicio por el que la familia está pagando más de seis mil bolivianos debido a todas las medidas de bioseguridad que aplican al momento de tratar el cadáver.

“Yo fuí a la Caja a las diez de la noche y recién lo internaron a las cuatro de la mañana; a las seis me dijeron que había fallecido. Y eso que solo estábamos esperando dos personas”, indica.

Similar es el caso de María (nombre cambiado), quien perdió a su mamá, de 68 años, el 24 de junio y, solo 10 días después, logró tener en sus manos los restos del cuerpo cremado.

Su odisea comenzó inmediatamente después de que le comunicaron el deceso de su progenitora. María asegura que les dijeron que, para que pueda recibir atención oportuna, tenía que comenzar los trámites rápidamente. Así lo hizo, pero, de todas formas, su situación no mejoró los siguientes días.

Ella contrató una funeraria que se encargó de todo el proceso y firmó un documento en el que se comprometía a no sacar el cuerpo de la Caja Nacional de Salud, donde la atendieron por última vez.

Su caso también fue catalogado como sospechoso en el certificado de defunción, aunque sus pruebas nunca llegaron. “He esperado tantos días, incluso a pesar de cumplir con todos los requerimientos que me pidieron desde el primer momento. No sabía qué iba a pasar con el cuerpo de mi mamá, todo el tiempo llamaba, pero ya ni me contestaban”, afirma.

Incluso, buscó opciones de ir al cementerio de Sacaba, pero no pudo concretar nada.

María teme por la salud de su papá, de 70 años, quien vivía con su mamá y también tuvo problemas respiratorios estos días. Explica que lo llevó a la CNS, pero no le dieron nada, le tomaron la prueba de COVID-19 hace una semana y no tienen los resultados hasta ahora.

Por su parte, el director de la Caja Nacional de Salud de Cochabamba, Saúl Peredo, aseguró que varias unidades fueron transferidas a otros lugares para ampliar ambientes necesarios para la atención de los pacientes con coronavirus, entre ellos la morgue.

“Se está descongestionando poco a poco. Una morgue de un hospital debería ser solo para tener los cuerpos unos minutos”, afirmó.

Ambas mujeres relatan el “padecimiento” que atravesaron para retirar los cuerpos de sus familiares en este nosocomio. La saturación del horno de cremación del Cementerio General de Cochabamba ocasionó que deban esperar durante días para recibir el servicio, un panorama que denuncian varias personas todos los días.