Para ser los primeros en la fila, salen de casa de madrugada, duermen a la intemperie y soportan bajas temperaturas. Hay alta demanda de cédulas de identidad y brevetes en el Servicio General de Identificación Personal (SEGIP) y el Servicio General de Licencias de Conducir (Segelic), respectivamente, a pesar de la disposición que instruye ampliar la validez de esos documentos, si es que están caducos.

El director de esa instancia gubernamental en Cochabamba, Marcelo Vargas, informó que el Decreto Supremo 4312 establece, en su disposición final, la ampliación de la vigencia de las cédulas y las licencias que hayan vencido en noviembre de 2019.

Las dos documentaciones podrán usarse hasta diciembre de 2020, acotó Vargas. Por tanto, las entidades bancarias deben aceptarlas, si es que alguien los presenta. Además, así vencido, el carnet servirá para emitir votos en las elecciones presidenciales programadas para el 18 de octubre.

SITUACIÓN

A pesar de esa determinación, diariamente, el SEGIP emite entre 1.300 y 1.600 cédulas de identidad en Cochabamba, tomando en cuenta las atenciones registradas en todas sus sucursales que están en funcionamiento.

Vargas instó a la población a evitar las aglomeraciones y acudir a renovar carnet o licencia, solo en caso extremo. “No es necesario pernoctar para obtener un documento, simplemente apersonarse con los requisitos”.

CASOS

La presencia masiva de gente en las diferentes reparticiones de SEGIP expone a los funcionarios. Recientemente, uno de ellos se contagió con coronavirus.

Vargas detalló que ese caso se registró en una dependencia de Vinto y, en cumplimiento a los protocolos, está en cuarentena. Mientras tanto, el lugar está cerrado.

Esto significa que el SEGIP está atendiendo al 90% de su capacidad.

ALTERNATIVAS

Algunas personas que extraviaron sus documentos o los sacarán por primera vez, están obligadas a acudir a SEGIP o Segelic. Para evitar contagios, la mayoría opta por contratar a alguien que se lo haga fila.

Esta alternativa se popularizó y hay alternativas en redes sociales. Los que trabajan vendiendo su lugar en la fila cobran desde 30 bolivianos.